Este corto de 1991 es el primer trabajo de Alex de la Iglesia, que se dedicaba hasta entonces a escribir cómics en Bilbao, con el que se da a conocer en el mundo del cine. El ambiente, el rodaje en blanco y negro, y el acompañamiento con música de órgano electrónico, recrea perfectamente un bar de la década de los 60. Alex Ángulo, que volverá a trabajar con el director, hace un elogiable papel de asesino psicótico que disfruta de la tortura para obtener su codiciada Mirinda.
Cuando se ven films como este, una no puede sino comparar. De los cuatro duros que costó la Mirinda a los diez millones de dólares que se ha gastado en «Los crímenes de Oxford», va un abismo. El mismo que hay entre el genial Alex de la Iglesia de antaño y el de su reciente intento de incursión en Hollywood. Afortunadamente para el cine, todo no consiste en lograr un más que holgado presupuesto.
Pues a mi me parece mucho más sincero este corto, que por cierto no había visto hasta ahora, que los crímenes, esta última no me parece una buena película es como si se hubiera puesto de rodillas suplicando que le dejen entrar en la industria norteamericana, es lo de siempre, al principo todos ponen «verde» a Hollywood y al final todos están deseando entrar.
Saludos…
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Hola Troncha, bienvenido/a.. Coincido contigo, a mí tampoco me gustó la última película de Alex de la Iglesia, me decepcionó bastante.. de ahí mi reflexión de que no todo consiste en un gran presupuesto.
Y creo que tienes razón en eso que dices que no es más que un intento de entrar en la industria de Holliwood por parte de este director. Esperemos que sea sólo un lapsus y pronto nos vuelva a deleitar con el buen cine al que nos tenía acostumbrados.
Un saludo!
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Es lamentable que muchos directores cambien su ideologia cinematografica por dinero… Estoy tr4abajando para ser un cineasta y espero nunca vender mis «valores cinefilos»…!!!
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