Funny Games (Michael Haneke 1997-2007)

Funny Games, rodada en 1977 es, sin duda, lo mejor de lo mejor de Haneke, una auténtica obra maestra cinematográfica que consigue que se te encoja cada músculo del cuerpo desde su inicio hasta los títulos de crédito. Es brillante tanto en el aspecto del guión y del mensaje que conlleva, como en su parte estética, interpretativa y en su puesta en escena. En el cine actual, en el que la violencia es tratada como una mera atracción más, Funny Games es el paradigma de esa violencia, no explícita muchas veces, pero terroríficamente angustiosa como sólo esta cinta logra. Dos jóvenes adinerados llaman a la puerta de una familia feliz que pasa sus vacaciones en el campo, en una urbanización de lujo. Sus únicas armas: sus palabras y un palo de golf. Su motivación: pasar un rato divertido. Huevos, necesitan huevos, y ella se dirige a la cocina para prestárselos. A partir de aquí, se desencadena la locura. Cine de terror, de terror con mayúsculas. Jamás vi nada similar, tan duro, tan crudo, tan irónico y tan brutal. La crítica a la violencia agazapada en las sociedades del bienestar es tremenda. Y el realismo mórbido con la que Haneke rueda esta cinta, sobrecogedor. El espectador queda completamente desarmado frente a la vorágine de terror psicológico a la que Tom y Jerry (así se llaman el uno al otro los asaltantes) someten a la desventurada familia al completo. La sensación de impotencia es horrorosa. Haneke mantiene la tensión a base de planos largos y espeluznantes donde, a excepción de alguna escena explícita, sólo hay miradas terroríficas rigurosamente planificadas y encuadradas para dejar al público tan aterrorizado como indefenso. El cinismo con el que actúan los verdugos, los diálogos encajados al milímetro, desembocan en una pretendida identificación del espectador con ellos y no con la familia «víctima», cuando Arno Fisch se dirige al público directamente recordándole que no sólo ellos están pasando un rato divertido. Porque el objetivo del director no es otro que hacernos reconocer en esa violencia un sentimiento tan angustioso como naturalmente humano e intrínseco de nuestra sociedad, violencia que si estamos ahí es porque nos resulta atractiva, pues es la razón de ser de la narración en sí misma. De entrada, su discurso es capaz de captar al cien por cien toda la atención, independientemente de su irracionalidad, en continuas y brutales escenas en las que Haneke juega con el espectador haciéndole identificarse tanto con la víctima como con el verdugo. Sin duda, la película es todo un ensayo realista de la brutalidad humana, elaborado desde el más sobrecogedor cinismo, en el que los asaltantes actúan como si estuvieran en una comedia mientras los asaltados viven su particular drama.

Sobre el remake, realizado 10 años después por el propio director, y expresamente dirigido al público norteamericano, tengo en realidad poco que añadir. Idénticos encuadres, movimientos, diálogos e, incluso, tiempos, hacen de esta nueva versión un calco exacto de su predecesora. Y como sólo hace diez años de la original, siquiera se nota esa diferencia en la ambientación, la música o las referencias sociales. Un copia idéntica de la anterior en la que los actores Ulrih Mühe, Arno Fisch y Susanne Lothar han sido sustituidos por otros de renombre como Tim Roth, Michael Pitt y Naomi Watts enseñando cacha, pero ello no ha suavizado la propuesta de Haneke en absoluto ni ha variado nada sustancialmente. Parece que, de no ser así, el cine europeo no entra en el mercado estadounidense. Esperemos que Haneke, al menos, se embolse una buena suma que le permita deleitarnos con nuevas propuestas en el futuro, y que esta americanización sirva para que el cine europeo llegue a más público. Para los que no la hayáis visto, recomiendo encarecidamente ver la versión austriaca, a ser posible en VO, porque esta película suena en alemán de modo espectacular; en inglés, y doblada al castellano, pierde bastante contundencia en lo que a diálogos se refiere. Además, y seguramente esta opinión sea debida al impacto que me produjo en su día la primera versión, la soberbia interpretación del trío inicial no es superada por la Watts, el Pitt y el Roth, aunque hay que reconocer que tampoco lo hacen nada mal. Para los que podáis haceros con la primera versión, vale la pena ahorrarse el pasar por caja, a menos que tengáis especial interés en descubrir si salen o no las tetas de Naomi, claro. Eso sí, sea en una versión u otra, no os la perdáis, porque estaréis dejando escapar uno de los mejores films que se han rodado en los últimos tiempos.

9 comentarios en “Funny Games (Michael Haneke 1997-2007)

  1. Estoy seguro que tienes razón y es una obra maestra. La vi hace bastante tiempo y de algunas cosas ya no me acuerdo, lo que recuerdo es que fue una experiencia angustiosa del todo. Lo pasé fatal y por lo que dices me ahorraré ahora pasar por taquilla. Que angustia de peli por dios! jaja.Besos.

    Me gusta

  2. Su última película «Caché (Escondido)» también logró un efecto parecido al de «Funny games», incomodar y descolocar al espectador de manera sorprendente.

    Me gusta

  3. Leía ayer e una revista, cosa que me inquieta, que Haneke sólo admitió una sugerencia de Naomi Watts en esta cinta, y no creo que fuera por cortesía si no más bien porque ella es además de su protagonista la productora:

    Que su personaje apareciera más tiempo desnuda para resaltar su vulnerabilidad.

    Si la concepción de los americanos de estar aterrorizados y temer a la violencia se mide por el tiempo sin camisa algo huele a podrido en Hollywood y Haneke debía haber salido corriendo.

    Me gusta

  4. Cosette, pues es curioso eso que dices sobre que Naomi Watts apostase por aparecer más tiempo desnuda. Porque en realidad no aparece así en ningún momento de la película; eso sí, más de media cinta se la pasa en ropa interior, aunque discretita (desvelo aquí lo que no quise hcer en el post). Y en cuanto a su vulnerabilidad, pues tampoco lo veo, puesto que de los componentes del trio familiar, ella tal vez sea la que mantiene la cabeza más fría, el elemento fuerte.
    Tampoco me parece mal que Haneke haga un remake yanki de su propia película, peor hubiese sido que se la encargasen a Swazeneguer! , je, je… Y puestos a hacerlo, me parece bien que no modifique ni una sóla escena y haga esta «fotocopia» de su cinta de hace 10 años. Si lo que necesitan es actores conocidos en USA, pues allá ellos. Esto dice bastante del público mayoritario en Estados Unidos, o al menos de lo que piensan de ellos los magnates de la industria. Lo que hubiese sido criticable es ofrecer otra versión: Si les gusta la película que se la coman tal cual, y Haneke a hacer dinero ( De algún modo pienso que se rie de ellos).
    En fin, tanto en un caso como en el otro, siempre habría detractores.. c´est la vie.

    Kasker, un saludo! Es cierto, Caché tiene unos registros bastante comunes a su línea narrativa habitual. Será cosa mía, pero en Caché le veo mas referencias a Lynch en «Carretera perdida» que a la que nos ocupa, «Funny Games»… aunque esto sería otro tema.

    Me gusta

  5. Muy buenas.

    Para mi es también la mejor de Haneke, y mira que este director es de mis favoritos. El remake ni lo he visto, ni pienso hacerlo, para que… todo el mundo dice que no hay necesidad de ello, que son idénticas ambas cintas.
    Funny Games es un ataque, desde el sentido del humor más pernicioso y puntiagudo, a una aburguesada, acomodada y plácida sociedad del bienestar, que desatiende la violencia y agresividad como si no fuese con ella, como si no fuese parte integral del género humano, y que en lugar de generar mecanismos para canalizarla, anularla o mitigarla, se dedica a ignorarla, como si así desapareciese.

    Me gusta

  6. brutal, dura, sucia, me quedo sin adjetivos. Ah yo tambien creia que en la escena que hacen desnudar a la Naomi se veria algo. Ya no es por morbo sino que hubiera sido mas real… Y no me gusto (aunque la entiendo) la escena del mando a distancia…

    Me gusta

Aquí puedes dejar tus comentarios y aportaciones... Siempre serán bienvenidos nuevos puntos de vista.