Quizá podría calificarse este film como el más logrado por Roman Polanski en el terreno del thriller de terror psicológico, una película imprescindible en su trayectoria como director y tal vez no suficientemente valorada o comprendida en su tiempo. Polanski es uno de esos directores que poseen la maestría de plasmar sus propios monstruos en sus obras. Unos años antes ya había estrenado otra cinta del género, «La semilla del diablo«, pero en «El quimérico inquilino» podemos observar un Polanski mucho más maduro y creativo, que no sólo se sirve de armas como la inquietud generada por no saber muy bien quien es quien en cada momento de la película, sino que añade a los ingredientes que hasta la fecha ha utilizado el elemento surrealista, cercano a lo kafkiano, y ese toque particular de humor negro a la hora de diseccionar la mente humana que pocos directores hasta hoy han logrado de modo tan sobresaliente.
Trelkovsky, personaje que el mismo Polanski interpreta, es un joven francés de ascendencia polaca que busca piso de alquiler en Paris. Su carácter es introvertido, amable, huidizo, y en su búsqueda por encontrar la vivienda, se topa con un piso que ha quedado libre recientemente. La inquilina que lo habitaba está en el hospital, en coma, porque justo la noche anterior había intentado suicidarse. En su interés por el desarrollo de estos acontecimientos, acude a verla al hospital, donde presencia su muerte. A partir de aquí, la impregnación psicológica que produce todo el ambiente en nuestro protagonista, hace que su mente entre en un círculo autodestructivo que le llevará poco a poco a la locura.
Pero la magia de «El quimérico inquilino” no reside sólo en su buen guión, ni siquiera en la espléndida interpretación de todos y cada uno de los actores, comenzando por el propio Polanski como protagonista y pasando por cada uno de los personajes que intervienen: Isabelle Adjani demuestra una naturalidad y credibilidad asombrosa, y Melvyn Douglas o Shelley Winters (en el papel de casero y portera, respectivamente) resultan pérfidos y macabros hasta el extremo, todos ellos magistralmente dirigidos y perfectamente dibujados. Lo que hace del film una obra maestra, quizá el mejor de Polanski, es esa narrativa crítica y mordaz de una sociedad parisina profundamente conservadora, provista de una moral que intenta socavar cualquier intento de invasión en sus valores, bien sea por su excesivo atrevimiento, bien por su precaria ingenuidad, como es el caso del protagonista. Todo ello recorrido por un negrísimo y fino sentido del humor que deja algunas escenas inolvidables como las del patio de vecinos distribuido en balcones a modo de palcos teatrales, la del diente que encuentra escondido en la pared, la insistente terquedad del camarero en venderle una cajetilla de Marlboro, las quejas de los vecinos a modo de complot contra él, o la magnífica escena del discurso sobre la mente humana de la mano del propio director. Una infinidad de detalles que convierten al film en una de las pesadillas más gratas y placenteras de la historia del cine.
Una película verdaderamente fascinante, desde su plano secuencia del comienzo hasta el grito terrible del final. Agregaría otras escenas inolvidables:
-Trelkovsky encontrando con sorpresa extraños jeroglíficos en las paredes del baño y luego descubriendo con terror que él mismo se está espiando desde otra ventana.
-el juego de pelota con la cabeza de mujer, observado por Trelkovsky desde su ventana.
-la intimidad en la sala de cine interrumpida por la mirada fija de un hombre.
-el sermón del sacerdote transformado en una serie de amenazas y castigos, Trelkovsky intentando escapar de la iglesia, la puerta principal cerrada…
Es verdad, los detalles son infinitos y ninguna escena deja nada librado al azar. Le genial, me parece, es la sutileza con la que Polanski va transformando el mundo cotidiano en una maravillosa pesadilla.
Saludos y hasta pronto!
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Saludos Hernan! Es verdad, las escenas que añades son geniales, sobre todo esa en la iglesia en la que se encuentra acoralado, fantástica!
Acabo de acordarme de otra también magnífica: Cuando va a casa de ella y enloquece creyendo que está compinchada con sus vecinos, destrozando el mobiliario y todas sus cosas con verdadera saña.
El estilo de humor de Polanski en esta película es sublime. Yo creo que ya no vuelve a repetir en su filmografía algo tan logrado.
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siempre me repito a mi mismo: he de ser mas constante! asi que a ver si llega a buen puerto este nuevo eterno retorno. el quimerico inquilico la tengo bajada, y pendiente de ver. ¿has leido el relato de roland topor? si no lo has hecho…¿a que esperas!!! jeje
un beso enorme babel
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Esta cinta lamentablemente aún no la he visto, pese a que soy un seguidor del trabajo del director. Tu comentario viene a confirmar lo que he escuchado acerca de esta película.
Muy buen artículo.
Saludos.
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Bret, no he leído el relato. Tapor, Jodorowsky, Arrabal y el Grupo Pánico… Aunque he leído que la película está basada es esa narración del pintor, no encajo muy bien ahí a Polanski, menos surrealista pero mucho más subversivo si cabe. Tomo nota.
Fantomas, muchas gracias (lo cierto es que no estoy demasiado satisfecha yo de este articulo…). Hazte con la película, creo que te gustará. Un saludo!
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hace mucho vi esta peicula en canal once y la he tratado de conseguir me podrias decir donde pero que sea original.
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hola muchachos, hernan en serio, muy buenos fragmentos de la peli, pero creo que olvidas otro, la escena en la que Polansky imagina que la administradora lo esta ahorcando y luego nos muestran que el mismo es quien se esta ahorcando…saludos!!!
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[…] americana, dejando cierta estela de aquel inquilino muerto que perseguía al propio Polanski en El quimérico inquilino. La naturalidad con la que se desarrolla, la elegancia en los giros dramáticos y las atmosferas […]
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La verdad… una mierda
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