El hombre del carrito (Hiroshi Inagaki, 1958)

Últimamente (supongo que se nota) ando bastante interesada en descubrir más sobre cine asiático, del que conozco algunos buenos directores (kiorastami, Kitano, Kurosawa, Nakata, Kar-Wai, Miike, Kim Ki duk, Ming Liang, Kei-Gia, Panahi, Ghobadi, Satyajit Ray… por citar algunos), pero todavía me considero una neófita, una amante del cine aún por educar en este terreno. Me interesa porque sólo en contadas ocasiones puedo decir que me haya defraudado una cinta asiática, y siempre me resultan sorprendentes en algún aspecto; incluso, entre las que no me acaban de gustar demasiado hallo ese pedacito que merece la pena, quizás porque me transportan a otro modo de entender la vida, a una estética distinta a los clichés habituales o, simplemente, suponen otra forma de narran su tiempo. Y no hace mucho, mi amigo Jorge, que sabe infinitamente más que yo de todo esto, me recomendó esta película clásica japonesa de la que desconocía su existencia. Hiroshi Inagaki es el director, más conocido por su trilogía «Samurái» (se llevó un Oscar en 1954) que por realizar dramas costumbristas.

Yo recuerdo el buen trabajo de Toshiro Mifune(protagonista) interpretando a estos Samuráis y también  diversos papeles en algunas películas de Kurosawa de la postguerra. Pero esta imagen encantadora y tierna que transmite en El hombre del carrito descubre un actor enorme y polifacético, un auténtico arquitecto de la ternura que ha hecho variar sustancialmente el concepto que tenía de él: un intérprete  tan capaz de abordar con éxito y sin vacilaciones el papel de guerrero, borracho o ganster como del hombre sencillo, humilde y generoso que interpreta en este film.

La película está ambientada en el Japón rural de principios del siglo XX. Matsu es un hombre pobre que se gana la vida con un rikisha, un carrito del que tira él mismo y que igual sirve para transportar mercancías o hacer recados, que para desplazar a personas a modo de taxi. Y Toshio es una mujer adinerada del pueblo  que enviuda quedándose sola a cargo de su hijo pequeño. Si el rol masculino y la figura del cabeza de familia tiene tradicionalmente un papel muy importante en Japón, ni que decir de su absoluta necesidad en la sociedad rural de hace casi un siglo.

La cosa se complica si, además, el chico posee un carácter tímido e introvertido, se descubre poco amigo de medir su fuerza en retos o peleas con otros varones y el azar le ha dotado físicamente de un aspecto miedoso y enclenque. Matsu acepta encargarse de su educación, a petición de la madre, de la que, por otra parte (y a fuerza de convivencia) va a ir enamorándose en secreto (amor imposible al pertenecer a una casta inferior). Mientras, nos vamos ilustrando sobre las relaciones tradicionales que se dan dentro de la familia y de la sociedad rural japonesa, a base de escenas cargadas de sensibilidad y ternura, donde los sentimientos casi nunca son explícitos pero siempre son evidentes, todos mostrados en su justa medida, sin caer en la ñoñería dramática, y dotados de una elegancia y compostura sorprendentes.

Paralelamente a todo esto, la constante rueda del carrito en plano único en la pantalla; rueda que representa el tiempo que corre en su contra, la ley de la vida que va alejando al joven (ya) de quienes lo educaron y quisieron para ir en busca de su propio destino, los años que pasan con la aceptación de deseos imposibles de cumplir, el malestar interior de no poder alcanzar lo que se desea que desembocará en un final trágico… todo ello narrado desde la más absoluta sencillez y belleza, porque si algo merece la pena del cine oriental es esa ausencia muchas veces de palabras sustituida por la representación, por impresiones de imagen, de sonido, de luz como elementos de la narración a diferencia del canon habitual en el cine norteamericano de los años 50. Y, como no, esa tan exótica percepción de la realidad, del tiempo y de la psicología de los personajes comparada con los esquemas del mundo occidental, mostrada en un trabajo de dirección que es toda una lección de estética y con una apuesta actoral más que notable.

9 comentarios en “El hombre del carrito (Hiroshi Inagaki, 1958)

  1. Desconozco la película, y la verdad que no he visto nada de Inagaki, pero ya corro a buscarla, m ha parecido muy interesante. Es verdad que el cine asiático tiene algo especial. Ahora mismo no recuerdo ninguna película de la que pueda decir que no me gustara en absoluto.
    Por cierto, cuánta razón tienes! Mifune me parece uno de los grandes, tengo ganas de verlo en este papel.
    Muy buen post. Saludos!

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  2. Hola!!

    Me parece estupendo que estés en tu racha de cine asiático, a mí me está pasando lo mismo. Hace poco, por ejemplo, pude ver WONDERFUL TOWN, producción tailandesa que me arrastró (emocionalmente, claro) como no esperaba de un título tan poco promocionado. Tampoco debe extrañarme, la verdad, que pequeñas obras acaben seduciéndote más que cualquiera de las grandes. Te la recomiendo si no has tenido la oportunidad, es lo más delicioso, sutil y arrebatador que veo desde Wong Kar Wai, del que por cierto espero como agua de mayo su MY BLUEBERRY NIGHTS (asco de distribuidores).

    El cine orienta, como bien apuntas, es recinto de heterodoxia, de lo que se sale de nuestras convenciones, esa forma de respirar el mundo tan opuesta a la nuestra, otro tempo, otra mirada sobre la vida, otro modo de sentir y padecer. Hace poco vi EL ÚLTIMO VIAJE DEL JUEZ FENG, y no me defraudó, me pareció un encanto de relato, mínimo pero con su dosis justa de simbología, aunque sin llegar al extremo de Kim Ki-duk, que, por cierto, empieza a mirarse mucho el ombligo con tanta metáfora y tanto silencio forzado…

    En dvd he descubierto NATURALEZA MUERTA y me pareció otra pequeña joya, sosegada y lírica como pocas veces puede ser el cine hecho por estos lares. Ni qué decir tienen los que empiezan a ser grandes nombres de ese cine, Joon-ho (MEMORIES OF MURDER y THE HOST me parecen espectaculares), el propio Ki-duk (me he comprado LA ISLA y PRIMAVERA,VERANO, OTOÑO, INVIERNO), Chan-wook (SOY UN CYBORG es lo más vanguardista, atrevido y fascinante que he visto este año, esto es creatividad y lo demás gilipolleces, por no hablar de su trilogía violenta…).

    En fin, tampoco soy muy ducho en la materia, pero quiero empezar a investigar, creo que es un cine que puede decirme muchas cosas (aun siendo a veces bastante hermético) con las que sentir el cine de otra forma.
    Un saludo de EL QUIMÉRICO INQUILINO!!!

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  3. Yorgos, pues si tienes ocasión de verla, ya me dirás qué te parece. Por mi parte, buscando estoy una de Yodi Yamada que comentas en tu blog, me ha picado la curiosidad, aunque… de momento no la encuentro.

    Tomás, interesante tu comentario; Wonderful Town no la conozco, y por lo que dices tomo nota de ella. Si la comparas con Kar Wai ya me pierde, je je.
    Naturaleza Muerta es una buena película, pero de Jia la que más me ha gustado (de lo que he visto) es «The World», de la que pronto caerá post en la sección de temáticos sobre China. Imagínate: Un parque temático, con diversos lugares del mundo (París, Nueva York, Moscú y otros) Los personajes que trabajan en él, sus deseos, su realidad tratados como otro parque temático. El primero son los cambios sociales en China y cómo ven ellos el resto del mundo (desde diversas ópticas). El segundo es el parque temático de su vida cotidiana. Una miniatura social, política y personal corrosiva. Desconozco cómo se le coló a la censura en China, porque no tiene desperdicio.
    Pero ya no digo más, ya haré el post… En unas semanas, porque me tomo vacaciones que, además de tocarme ya… ¡las necesito con urgencia!

    Hasta pronto y saludos a todos. 😉

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  4. Del cine oriental que mencionas hay cosas bien diferentes. Takashi Mike y Gobhadi o kiorastami no son afines. Voy más en la linea de Mike y Kitano. El hombe del carrrito, de todas maneras, tiene pintaza de estar guapa.
    Que descanses en tus vacaciones y espero verte de vuelta con las pilas bien puestas ein?
    Besooosss!!!

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  5. La tengo en la estantería y pronto le tocará el turno a ese «Hombre del Carrito».
    Mifune, como bien dices, debe ser el actor japonés más versátil. Ideal para la alternancia entre películas históricas y contemporáneas que realizó Kurosawa en los años 50 y 60.
    Saludos.

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  6. Interesante propuesta. Yo también ando estos días inmerso en el cine asiático: «Kung Fu Panda», me ha tocado ver. Je, je.
    saludos.

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  7. Kung Fu Panda dos veces le ha caído al mio, que le encantó. Lo cierto es que a mí también, para que negarlo. La película está bien, y viendo cómo se lo pasan también disfrutamos nosotros, o no?. Esa y Wall-E en el cine, por no hablar de otras en casa en DVD que llegan a saberse de memoria, je!

    Saludos a todos!

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  8. Es, sencillamente, una de las películas que me han marcado desde la adolescencia. Me parece brillante, tierno, y de una estética que rebosa humanidad. El director-samurái demostró que también tenía alma de poeta, algo similar a nuestros genios del Siglo de Oro: la pluma y la espada, como Lope o Cervantes. Así en el Arte, como en la Vida.

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  9. por ahi te recomiendo que leas el libro de Edward Said «Orientalism» por aquello de las definiciones entre oriental y asiatico y aparte el cine Irani esta tan lejos de Japon como Islandia estaria de Grecia o Espania…byeee…mi pelicula favorita del Japon es la balada de Narayama.

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