Madrid, de Basilio Martín Patino (1987)

Hans (Rüdiger Vogler) es un realizador alemán que está en Madrid para hacer un programa de televisión sobre la capital con motivo del 50 aniversario de la Guerra Civil. Le acompaña Lucía (Verónica Forqué), responsable del montaje y su operador Goyo, con los que recorrerá la ciudad grabando imágenes, tratando de descubrir sus espacios y sus gentes, revisando y montando materiales de archivo de la época. Hans se interroga y duda sobre el sentido de su trabajo, hasta acabar disintiendo con sus productores, que le sustituyen en una realización que comenzaba a apasionarle. Pero ha de tomar partido: Seguir las directrices de su trabajo, o apostar por la libertad.

…Conocer sus antecedentes, reconstruir las imágenes de lo que desapareció en el tiempo, conocer las formas de vida que han ido conformando el presente, captar sus silencios, sus días, su contenido, su mirada, su luz. Traspasar las apariencias, sugerir… Están todavía aquí, siguen mirándonos directamente a los ojos, como podrían mirarnos los protagonistas de una película inventada. Siguen estando aquí, ninguna otra forma de certeza más irrefutable dada la capacidad de la fotografía para mentir. No nos inquietan por cuanto significan una copia de la realidad, sino por el misterio. Paradoja de que sigan estando aquí, protagonistas anónimos visibles aún sus rostros entre el holocausto colectivo…

…Necesitaban testimoniar desesperadamente sobre el horror, gritar con sus tomavistas, protestar contra quienes rompían la armonía del mundo. Les instrumentalizaban comités, partidos, comisarios, burócratas… Gobiernos obligados a conformar la opinión sobre los poderes en pugna. De todo aquel trasfondo doctrinario, permanece la sensibilidad herida de aquellos que se limitaban a transmitir una verdad elemental, lúcida, fehaciente. Y supieron elegir y estar en su tiempo y en su espacio, como cazadores tras el ojo del visor. Sólo lo que se filma sinceramente, subjetivamente, quizás desesperadamente, trasciende sobre cualquier pequeña realidad. Qué instinto es el que incita a tomar una cámara o un pincel, para dejar tan expresiva constancia?…

…Duplicar la realidad, copiarla, retratar el tiempo. Capturarlo en el espacio, poseerlo dentro de un reducido fragmento de mundo. Una ciudad es un nombre, áspero o cordial. ¿Qué factores humanos lo determinan? ¿Qué influencia tiene su escenografía? Contradicción de la fotografía como imagen de vida; el acto de fotografiar o de filmar como presagio de cuanto se acaba, como anticipación mágica de la muerte. La muerte, protagonista absoluta del tiempo. Lo más impresionante es que se quedara el pueblo solo, el Gobierno se fue a Valencia. El enemigo estaba a pocos metros, al otro lado del rio… Bucear en el caos del tiempo, fotografiar lo fotografiado, recomponer espacios, indagar el existir de otros. Pero, ¿Por qué el de otros? ¿Noticia? ¿Espectáculo? ¿Ficción? Al pasar la realidad por el objetivo, ¿deja de ser realidad? ¿Documentar, expresar? Inquietantes testimonios reales de artistas como Velázquez o Goya. Aventura, hipnosis, excitante disección del caos… De su simplicidad o su polivalencia depende el que nos estremezca o que nos adormezca aún más. ¿No será la hora ya de elegir definitivamente? ¿Recompensas? ¿Libertad?…
El director salmantino Basilio Martín Patino Nueve cartas a Berta«, «Canciones para después de una guerra» y más recientemente «Paraísos perdidos«, «La seducción del caos» o «Capea«) pertenece a esa generación de cineastas que hace algunos años se bautizó como «nuevo cine español». Un cine surgido de los intentos de evasión de censura del franquismo que despuntó con la nueva democracia y que, a lo largo de los años, se han ido bifurcando por caminos diversos en el panorama cinéfilo patrio. Unos apostaron por aprovechar generosamente las ayudas provenientes del Estado o de las Comunidades Autónomas; ayudas que si bien en su momento sirvieron de empuje a una industria cinematográfica hasta entonces rancia y censurada al extremo, con el paso de los años se han convertido, probablemente, en una nueva soga al cuello de cualquier creación que se aparte de determinados proyectos no exentos de intereses unas veces comerciales, otras personales, de quienes deciden a quién y a qué van destinadas las citadas subvenciones, convirtiéndose en una nueva censura, si no política, sí inclinada a impulsar y promocionar cierto tipo de cine quizá más comercial (desde sus puntos de vista) o más acorde con quien encabece en cada momento las riendas culturales y, cómo no, de los beneficios económicos que conlleven.

Y, lamentablemente, el resultado no es tan sólo que muchas nuevas propuestas no encuentren espacio para su difusión; es, además, que un número importante de cineastas vean cada vez más cerrados sus caminos y no puedan seguir haciendo películas. Pero dentro de este panorama, aún quedan algunos directores íntegros (Martín Patino, Víctor Erice, Guerín, Cesc Gay, Isaki Lacuesta, por citar algunos), que mal o bien siguen trabajando cómo y en lo que quieren sin depender de si su proyecto es amparado por el correspondiente organismo oficial o se es más colega del académico de turno. Basilio Martín Patino es uno de esos pocos cineastas dignos que quedan en el panorama cinéfilo patrio que con películas como «Madrid» demostraron no sólo estar a la altura de un gran cineasta y de su tiempo, sino que, de paso, asestan un repaso moral a más de uno de sus compañeros de profesión. Mérito, pues, no le falta.

11 comentarios en “Madrid, de Basilio Martín Patino (1987)

  1. Recuerdo que fui a verla al cine (casi vacío, por supuesto), y también que no acerté a comprender todas estas cosas que comentas ahora, y que por supuesto me provocan las ganas de revisarla….

    Feliz regreso vacacional. Nos leemos!!!!

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  2. En ello estamos, regresando de las vacaciones mal o bien, je!.
    Comentar que los textos en cursiva del post son reproducciones literales de parte del guión de la película (guión a cargo también de Martín Patino) que he extraido con un poquito de paciencia. Casi todos sus guiones tienen, como ves, una carga literaria importante.
    Suele suceder que este tipo de cine arte no sea exitoso en las salas. No se le da demasiada publicidad ni se educa al público en él, y no es para cualquier momento. Aunque si no existiesen, el cine se convertiría en otra cosa… paradójicamente (y por fortuna para el séptimo arte) muchas siguen vivas con el transcurso de los años mientras otras, con mayor éxito inmediato, caen tempranamente en el olvido.
    Saludos!

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  3. Hola, dejaste un post en mi olvidado blog sobre cine. Ahora he echado un vistazo a tu Puerta de Babel y me parece formidable. De las películas de las que hablas tuve ocasión de ver «Naturaleza muerta» pero no «The World», «Canciones para después de una guerra» pero no «Madrid». Sin embargo sí que tuve ocasión de ver «Peeping Tom»… En definitiva creo que son el tipo de películas sobre las que me gustaría escribir en mi blog.. Ya que no lo hago, te agradezco que exista La puerta de Babel…

    Quizás esto me haga subir un post tarde o temprano…

    Un saludo,

    Daniel.

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  4. Mencionas cineastas auténticos, cuya obra no se ha supeditado a ninguna taquilla: ni falta que les hace. Mientras haya al menos un admirador, el artista justifica su obra. Y, como son las cosas, ves «Madrid» después de 20 años y alucinas. Pues eso, que qué grande es el cine.
    Saludos.

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  5. Buenas!, me atrevo hoy, por vez primera, a dejarte un comentario en tu siempre interesante espacio.Y, lo hago porque coincide, prácticamente en el tiempo, con el visionado de uno de los estupendos documentales de Martin Patino. Éste lo emitió Canal Sur hace algunos años y trata sobre unos hechos que ocurrieron en Casas Viejas, hoy también llamada Benalup,una población gaditana, donde se mascullaba la cruel contienda años después. La puedes ver en http://video.google.es/videoplay?docid=-8784581758559906763.
    Saludos.

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  6. Martín Patino, uno de los grandes cineastas de este País, creador de un estilo con aquellos documentales-denuncia:: «Canciones para después de una Guerra», «Caudillo»… Prodigio de montaje y de ritmo cinematográfico.
    De acuerdo contigo al cien por cien en lo que respecta a las subvenciones.
    Saludos.

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  7. Daniel, mi visita la tienes garantizada, me gustó mucho el blog, muy detallado y analítico. A la espera de esos posts quedo pues…

    Pablo, un placer tenerte por aquí. Con comentarios o no, se agradece tu visita.

    Licantropunk, es verdad, hay mucho cine español de gran calidad que casi no se conoce. Pero al tiempo…

    Landi, he visto un trozo de el enlace que citas (no tuve tiempo de más, lo veré seguro), y me pareció más que interesante. La serie completa no sé si estará disponible, pero parece que Patino tiene intención de comprar los derechos de sus películas y colgarlas todas en internet. Bienvenida la incicativa si llega a hacerse realidad!
    http://www.elmundo.es/elmundo/2007/05/03/cultura/1178204093.html?a=15978357518a610c8269e6254e42a2a5&t=1178214605
    Otra cosa, el enlace a tu blog no es correcto, por lo que no pude visitarlo…

    Ethan, me alegra que coincidamos. «Caudillo» no la he visto, es una de las que tengo pendientes. Un saludo!

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  8. Tiene razón, Martín Patino, el cine actual se ha convertido en pura ‘burrocracia’. La creatividad está pisoteada por un cine cada vez más comercial . Espero que el enlace ya funcione. Un saludo.

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  9. Recuerdo ver hace muchísimos años «Los paraisos perdidos», con la tb salmantina Charo López, Alfredo Landa y Paco Rabal. Yo era un crio y ya entonces me pareció una película inclasificable, y por lo q tengo entendido es de las q más se apartan de su particular estilo, digamos q es de las más accesibles. No se si habrás visto tú esta película ni q te pareció.

    Un saludo.

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  10. Kasker, pues esta que comentas no la he visto, así que no puedo opinar, pero no parece salir muy bien parada por la crítica.
    Nueve Cartas a Berta y Canciones para después de una guerra me gustaron mucho, y en mi opinión son películas accesibles (en el sentido que creo que lo dices)
    Saludos!

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