“Algunas personas nacen grandes, otras consiguen la grandeza a empujones y… luego están todos los demás”. Así comienza este trabajo que le valió a su autor, el australiano Adam Elliot, el Oscar en el año 2004 al mejor corto animado junto a otros 17 premios, y que narra la simple pero a la vez extraña vida de Harvie Krumpet: la biografía de un hombre corriente al que parece perseguirle la mala suerte. Nacido con el síndrome de «Tourette» (impulso irrefrenable de tocar con su dedo índice la punta de la nariz a la gente) dentro de una precaria y marginal existencia como europeo medio, la única constante en toda su vida es un libro de «Hechos«, los cuales va sumando y conservando colgado al cuello. Tras una trágica infancia emigra a Australia, donde consigue trabajos de poca monta y finalmente se retira a la soledad de su hogar. Mientras tanto le suceden una cadena de calamidades, entre otras cosas, tener que llevar una chapa de acero en su cráneo que hace de imán.
Cuando se ven películas aclamadísimas, que a duras penas pueden contar la historia de un personaje en un par o tres de horas, no se puede sino alabar la capacidad de Adam Elliot para, en escasos 20 minutos, narrar la vida completa de Harvie junto a una sucesión significativa de hechos de modo que esos 20 minutos parezcan en realidad cinco. Y, además, hacerlo con un sentido del humor fino donde los haya («El problema de bailar desnudo es que no todo deja de moverse cuando la música termina«), al límite del absurdo («El alcohol puede causar borrachera y desnudez«), negro por momentos, y decididamente alejado de cualquier pretensión moralizante («La vida es como un cigarrillo, fúmalo hasta la colilla«). Eso sí, hay que verlo sin tomarlo demasiado en serio, porque es tragicómico en el sentido más estricto de la palabra, y hay que saber encajar algunas de las situaciones en las que se verá envuelto Harvie a lo largo de su vida,
como ser llamado en los periódicos «inmigrante retrasado«, sobre todo si el autor sabe hacerlo de modo que, en vez de provocar lástima, nos riamos sanamente de ello. Algo tendrá que ver el hecho de que Adam Elliot sea de los pocos animadores que existen con temblor de manos congénito; todo un ejemplo de superación personal porque probablemente se las habrá visto de todos los colores para llegar donde está, quizá por ello Harvie tiene tan claro que la vida es ni más ni menos que lo que hacemos de ella. Otro tema distinto sería hacia dónde quiso Harvie dirigirla… A disfrutarlo!
Título original: Harvie Krumpet/ País: Australia/ Año: 2003/ Director: Adam Elliot/ Animación: Adam Elliot/ Guión: Adam Elliot/ Intérpretes: (Voces) Geoffrey Rush, Julie Forsyth, Kamahl, John Flaus/ Productor ejecutivo: Bill Murphy/ Duración: 20 minutos. Versión Original con subtítulos en castellano.
Tuve la oportunidad de ver este corto hace ya unos años y me fascinó. Guardo una copia con anhelo.
Como siempre estupenda reseña.
¡Un abrazo fuerte!
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Este si lo conozco, es muy famoso. Y muy bueno.
Saludos.
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[…] Elliot, director australiano de animación premiado en diversos festivales por su corto Harvey Krumpet , regresa con sus figuras de arcilla esta vez con un largometraje, su primera película. Mérito no […]
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muy bueno la verdad me conmovio pero asi es la vida real para muchos asi que lo mejor es fumarsela hasta el fin.
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