Hasta para los que nos gusta descubrir ese cine menos comercial o con escasa distribución, al que solo hemos tenido acceso gracias a las nuevas tecnologías y a este medio de difusión que es internet, nos cuesta pensar en directores de cine filipinos porque son pocos los nombres que acertaríamos a pronunciar: Lav Díaz, Raya Martin o Brillante Mendoza, poco más, amén de otros que apuestan por una narración cinematográfica lejos del cine con sustancia y bastante más próxima a lo que para la India sería la industria Bollywood, pues se trata de cantantes más o menos reconocidos allí que aprovechan el tirón para, de paso, ganar dinero con algún musical no demasiado trascendente dentro y, por supuesto, sin eco alguno fuera de sus fronteras. El otro filón que explota el cine filipino es el erótico explícito (más o menos pornográfico, eso depende) pues resulta uno de los géneros con mayores beneficios comerciales en el país. Serbis, cuyo título internacional es Service, -esto es, Servicio- significa exactamente eso: servicio de prostitución. Pero Serbis no es una película pornográfica, siquiera erótica, a pesar de que incluye escenas explícitas en las que se ofrecen este tipo de servicios y alguna otra que ha tenido como consecuencia que se la haya tildado de obscena por una parte de la crítica o que en algunos países se prohíba la exhibición en salas comerciales al uso, relegándose a lo que aquí se conoce como cines con calificación para películas X. Sin embargo, juzgar este film de pornográfico es, desde mi punto de vista absolutamente superficial y no atiende al verdadero sentido de la película, que va mucho más allá de una mera exhibición de sexo gratuito y que es tan profunda en sus distintas capas de contenido como lo son los problemas inherentes hoy a la sociedad filipina.
Serbis transcurre casi íntegramente dentro de un edificio cuya actividad es el pase de películas porno llamado, acertada e irónicamente, Family. La película se centra en el día a día de una familia compuesta por varias generaciones en su lucha por sobrevivir en la Filipinas de hoy. Los dos personajes principales son la matriarca (Gina Pareño) y la hija (Jacklyn Jose), quien juega el papel de hija y madre al tiempo, y el empeño de ambas mujeres por sacar adelante la familia manteniéndola unida en todo momento. La lucha por impulsar el negocio familiar, un marido inepto que regenta la parte hostelera, dos sobrinos en plena efervescencia hormonal y la mirada de un niño pequeño configuran el frágil ecosistema base del que entran y salen prostitutas adolescentes de ambos sexos que acuden a los pases cinematográficos de la planta primera como abejas a la miel; mientras, la familia tiene su batalla particular en un frente diferente, atendiendo el negocio y defendiendo el honor y la integridad de los suyos frente a la crisis moral y la traición de un patriarca que hace años les abandonó.
No quiero desvelar demasiados detalles de la trama, pero sí decir que no son las dos mujeres, a pesar de su excepcional trabajo, las que imprimen una actuación sólida a la película. La verdadera estrella, el auténtico protagonista y quien da sentido completo a este interesante film es el propio edificio; un antiguo cine que es hoy una sombra de sí mismo, cuyas paredes ruinosas albergan las cicatrices del pasado que capa sobre capa la pintura no ha conseguido ocultar. La cámara en mano sigue a esos personajes escaleras arriba y abajo, a su sala de proyecciones, a los pasillos repletos de carteles de películas que han conformado su historia, a los oscuros rincones donde se comenten actos prohibidos en este lugar al que llaman Family, porque eso es seguramente Serbis: Una mirada hacia la Filipinas de hoy, en la que las mujeres son y han sido las que proporcionan el sustento principal a sus familias, las que han llevado la pesada carga de servir a los suyos, en lo que se incluye la prostitución de sus jóvenes con demasiada frecuencia. Rodada en video, Serbis no es una película perfecta, de hecho está tan plagada de defectos que resultarían difíciles de enumerar. Pero es fascinante la mirada de la cámara de Mendoza a ese edificio, como muchos de los que seguro pueblan el centro de Manila, auténticos vestigios de un pasado que sobrevive hoy gracias al pase de sesión doble de películas pornográficas. Porque Serbis no es sino una valiente alegoría de Filipinas y su estado actual, de un lugar y unas gentes que viven su presente a costa de sacrificar su futuro y enterrar su pasado. Los personajes deambulan entre paredes, prostitutas y procesiones de fe católica cada uno con su propia historia, tan complejas como los laberínticos pasillos del ruinoso cine que regentan. Mendoza desgrana esa realidad sin demasiados eufemismos, con un presupuesto absolutamente impensable aquí, a través de estructuras narrativas nada convencionales y mostrando unos personajes que no son sino producto de la descomposición de una sociedad del mismo modo que se descompone el viejo edificio donde cotidianamente transcurren sus vidas.
Me gusta tu crítica. Asia salvará el cine.
Tienes que ver Kinatay. VZ´sss
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Gracias, porque dudé. Así que Kinatay (que empecé a verla por tu recomendación) se me hizo muy tosca, pero te lo digo con solo 10 minutos vistos saltando fotogramas, como suelo hacer para echar un vistazo antes de decidirme. Es muy exagerada, no?… Casi como lo de que el cine necesita ser salvado, uy!
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Muy motivador tu texto. Realmente, después de leer en todas partes sobre los problemas de financiación del cine, películas como esta demuestran que el futuro está en un tipo de cine entre el amateurismo del abaratamiento de costes y la transgresión de la narración y los temas. En cualquier caso un cine más personal, más complejo, menos maniqueo…. El cine comercial, cada vez más migrará a las salas 3D, que se parecerán a aquellos dioramas del siglo XIX. Digo yo…..
Besitos mil!!!!!!!!!
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Es el tipo de película que me interesa. Además, da la sensación de que el viejo cine es un personaje más. Es una cinematografía desconocida y, posiblemente, muy interesante. Creo que es una buena recomendación, supongo que no opta para todos los públicos, pero que para quienes queremos ver en las pantallas el paisaje real del mundo, se hace imprescindible.
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He de confesar que yo de cine filipino, res de res, vamos que es la primera vez que leo algo sobre él, y ni que decir cabe que el director del que nos hablas es un absoluto desconocido para mí.
La película que comentas me parece altamente interesante.
Cuando se habla de cine español, suelo poner en su debe, al menos durante un tiempo fue así, la cantidad de escenas de sexo prescindibles y que no aportan nada a la película, es más, hubo un tiempo que parecía habíamos vuelto a la época del destape, no había actriz española a la que no la hubieran hecho salir en bolas en alguna película, no así con los hombres, curiosamente.
Pero eso no significa que tenga nada en contra de las escenas de sexo explícito, siempre y cuando aporten algo a la historia que nos cuentas, al parecer, este es el caso.
Me gustó mucho esta entrada, no sólo porque me descubriste una película que parece interesante, sino porque además está llena de datos que desconocía.
Saludos
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Inolvidable nombre, como Chapero Jackson o Apichatpong Weerasethakul (je, je). Ya lo conocía porque es un fijo en Cannes pero no he visto nada de él, pero tu crónica promete.
Saludos.
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Sesión, el futuro de las productoras industriales de películas estoy de acuerdo, va por ahí. El Cine seguirá su camino, independientemente de esos factores, siempre tendrá público, más o menos amplio según el momento.
Deme, ahí le has dado! El viejo cine el personaje más interesante y la piedra angular sobre la que se construye la película.
Vivian, Serbis tiene escenas de sexo prescindibles también si haces esa comparación. Es otra cultura, con otros gustos y centros de interés. Pero en ese terreno no hay demasiadas distancias, parece.
Licantropunk, el tal Weerasethakul, primera vez que le oigo, oye. Mendoza sí creo que fue a Cannes con esta pero, si no me equivoco, salió mal parado.
Gracias a todos 😉
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La verdad es que internet nos abre muchas puertas. A mí me encanta el cine oriental en general y el de Kim Ki Duk en particular y sin internet no habría visto muchas de sus películas. Yo lo que puedi ir a ver al cine lo veo en el cine -no hay color- pero internet ayuda a completar filmografías. Esta que comentas no la conocía, pero queda apuntada. Un abrazo.
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Por favor: me gustaria saber donde conseguir la pelicula. Muchas gracias.
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Empecé a verla ayer noche, qué bizarrada ¿no?
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Muy buena! La acabo de ver. Yo agregaría que se siente la influencia de Tsai Ming-liang, por el cuadro de estancamiento y putrefacción. Pero creo que en este caso Mendoza gana en ritmos, en atmósferas, y en el calor humano que se respira a pesar de lo sórdido del cuadro.
Gracias Babel, trataré de buscar más pelis de este Brillante Mendoza.
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Diego, gracias a ti, por tu comentario tras ver la película. Perdona por la tardanza en contestar, se me había pasado tu comentario. No había pensado en esa influencia, pero ahora que lo dices, puede que lleves algo de razón, aunque yo veo más profundidad en los personajes del filipino. Un saludo 😉
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Gran post, amiga Babel, como de costumbre.
Un cine sugerente, portentoso, una ciudad caótica convertida en un poliédrico universo espectral, porque los personajes de la película no son sino espectros que vagan por un cine destartalado y reconvertido en algo que no es, como una sociedad que finge ser quien no es.
Al final, como casi siempre, se trata de sobrevivir, ¿no?.
Absolutamente recomendable.
UN saludo y feliz fin de semana
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Crowley, el edificio del cine es el protagonista más sugerente de esta película. Brillante Mendoza sabe transmitir mediante las imágenes de las paredes del edificio la historia de su gente, dándole el tono que pretende. Uno de los cineastas orientales más brillantes de la actualidad. Os haré caso y veré Kiatay en breve.
Saludos!
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[…] Brillante Mendoza se toma su tiempo para retratar con tremendo realismo la vida filipina en capas que rozan la miseria. Como en casi todas las películas de Mendoza, el retrato es fiel a una sociedad donde la vida y la muerte dependen del estatus de cada cual. Las dos protagonistas, las ancianas Anita Linda (84 años) y Rustica Carpio (79) son actrices profesionales. El resto del elenco se compone de figurantes ocasionales o no se había puesto jamás delante de una cámara. Las cárceles, tribunales de justicia y el poblado, son reales. Los personajes deambulan de un lugar a otro sin futuro, cada uno con su propia historia, por las calles inundadas del poblado y entre la burocracia institucional ajena a la vida diaria de sus gentes. Mendoza exhibe esas vidas sin metáforas, sin eufemismos, sin propaganda mediática, en condiciones realmente adversas, con un presupuesto impensable para cualquier película occidental y a través de estructuras narrativas nada convencionales. Es asombroso el retrato de la integridad de esos personajes a pesar del deterioro y la descomposición social que se vive día a día. Si eres rico, morir será caro; si no tienes donde caerte muerto, tu vida tiene el valor de los objetos que puedas empeñar para conservarla. Llueve, llueve torrencialmente, mientras lola Sepa recibe en su casa el ataúd, busca dinero para el entierro y finalmente… mejor véanla. La vida en determinadas circunstancias puede ser simple por carecer de grandes metas, pero muy complicada si sobrevives al presente a costa de sacrificar el futuro de los tuyos, sobre todo si tienes más de 80 años, el peso de la supervivencia de tu familia recae sobre ti día a día y los hombres jóvenes que hay alrededor no son sino meros fantasmas vivientes que deambulan en busca de algún chusco que llevarse a la boca o moza a la que rondar, a la espera de que sus mayores, auténticos bastiones de supervivencia y nexos de unión de la familia, logren salir adelante. Mientras tanto, las mujeres se preparan ejercer de lolas futuras. […]
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[…] Brillante Mendoza se toma su tiempo para retratar con tremendo realismo la vida filipina en capas que rozan la miseria. Como en casi todas las películas de Mendoza, el retrato es fiel a una sociedad donde la vida y la muerte dependen del estatus de cada cual. Las dos protagonistas, las ancianas Anita Linda (84 años) y Rustica Carpio (79) son actrices profesionales. El resto del elenco se compone de figurantes ocasionales o no se había puesto jamás delante de una cámara. Las cárceles, tribunales de justicia y el poblado, son reales. Los personajes deambulan de un lugar a otro sin futuro, cada uno con su propia historia, por las calles inundadas del poblado y entre la burocracia institucional ajena a la vida diaria de sus gentes. Mendoza exhibe esas vidas sin metáforas, sin eufemismos, sin propaganda mediática, en condiciones realmente adversas, con un presupuesto impensable para cualquier película occidental y a través de estructuras narrativas nada convencionales. Es asombroso el retrato de la integridad de esos personajes a pesar del deterioro y la descomposición social que se vive día a día. Si eres rico, morir será caro; si no tienes donde caerte muerto, tu vida tiene el valor de los objetos que puedas empeñar para conservarla. Llueve, llueve torrencialmente, mientras lola Sepa recibe en su casa el ataúd, busca dinero para el entierro y finalmente… mejor véanla. La vida en determinadas circunstancias puede ser simple por carecer de grandes metas, pero muy complicada si sobrevives al presente a costa de sacrificar el futuro de los tuyos, sobre todo si tienes más de 80 años, el peso de la supervivencia de tu familia recae sobre ti día a día y los hombres jóvenes que hay alrededor no son sino meros fantasmas vivientes que deambulan en busca de algún chusco que llevarse a la boca o moza a la que rondar, a la espera de que sus mayores, auténticos bastiones de supervivencia y nexos de unión de la familia, logren salir adelante. Mientras tanto, las mujeres se preparan ejercer de lolas futuras. […]
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Hola, excelente película. Ya había visto Lola, Kinatay y ahora Serbis, en lo personal algo que me resulta fascinante y que muchos tildan de catastrófica es la cámara (cuestión de gustos) ese ojo que mira o más que mirar parece espiar la historia de estos personajes, y desde luego son historias complejas y humanas, por lo tanto distanciadas de las convenciones y las estructuras. Un saludo. Gracias por el texto.
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Gracias por tu comentario. La verdad es que Lola Y Serbis me gustaron, pero con Kinatay… se intentará de nuevo.
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Buena pelicula, me gusto la direccion de mendoza es como si se dejara absorver por la historia dedicandose el solo a «espiar» a los personajes como pusieron en un comentario anterior.,, a que le encuentro algo de parecido aunque comparar no vale mucho,
a los «dogma 95» por la manera no convencional de tomar la camara y filmar, a veces el realismo de los hermanos dardene por mostrar la vida cotidiana de los personajes,a Tsai Ming-liang,apichtapon weerasetakul ,lee-chan dong ,pero mendoza definitivamente tiene su propio estilo.,
creo que el cine asiatico presenta realmente una innovacion .
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