Carlos (Olivier Assayas, 2010)

El 15 de agosto de 1994, cuando Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, el Chacal, el terrorista más peligroso y buscado de la década de los 70, dormía profundamente junto a su mujer y su hija pequeña, fuerzas de seguridad sudanesas irrumpían en su apartamento suministrándole una fuerte dosis de sedantes de la que despertaría en un avión rumbo a Paris: «Está usted detenido, está usted en territorio francés».

Es la última escena de la película, versión reducida de la serie para TV de 330 minutos, que se adentra a través de este personaje en el fenómeno del terrorismo de los años 70 y 80, poco antes de la caída del muro de Berlín. A pesar de la abundante investigación histórica y periodística, sigue habiendo controversias y zonas grises en la vida del Chacal, un fantasma, un mito, un asesino y uno de los actores más enigmáticos de la Guerra Fría. La película es para verla como un trabajo de ficción que recorre dos décadas en la carrera del sanguinario terrorista. Poco que ver con un biopic o un documental, las relaciones entre los personajes son imaginarias -como advierten los créditos iniciales- y el guión está basado únicamente en antiguos testimonios no corroborados y registros policiales que permiten establecer fechas y condenas. Sin embargo, resulta perfecta y muy detallada la caracterización de la época, han sido 100 días de rodaje, 120 actores y localizaciones en diez países (Trípoli, Bagdad, Argel, Damasco, Budapest, Berlin, hasta Jartum), a lo que cabe añadir un muy buen ritmo narrativo, interpretaciones más que aceptables, constantes cambios de idioma (ni se les ocurra verla doblada) y el necesario uso de los saltos temporales que obligan al espectador a resituarse, solo por breves momentos, fruto de la compresión de la larga serie en una sola película.

La cronología del terror comienza en Paris, en 1973. En veinte años, el joven venezolano Ilich Ramírez pasa de abogado marxista que trabaja clandestinamente para el Frente Popular para la Liberación de Palestina y balbucea consignas sobre la  revolución mundial y la guerra de los oprimidos, a mercenario sin escrúpulos, pupilo a sueldo del mejor postor, todo sin embargo sin abandonar el paraguas revolucionario, que deja de tener sentido global tras el fracaso del piloto soviético. La red de apoyos que va tejiendo Carlos a lo largo de los años, con la que consigue crear su propia organización en Siria, Yemen, Libia o Irak, y también en Hungría, Rumanía, Bulgaria o Alemania Oriental -hablar seis idiomas es útil en estos casos-, es un tejido de alianzas que en última instancia pone de manifiesto la locura de la historia contemporánea, los enredos de la diplomacia, la política exterior y el terrorismo, mientras asoma el paternalismo de algún servicio secreto -larga, la mano de la KGB-. Todo ello sustentado y alegado en  base a unos fines idealistas teóricos que, sin embargo, no parecen tan alejados, en cuanto a honestidad de principios prácticos, de los del pretendido enemigo a combatir. Tal vez por ello, tras la reconfiguración de fuerzas mundiales que supuso la caída del muro, Carlos pierde su sentido existencial, los servicios secretos ya no pueden apoyarlo y comienza entonces la larga agonía del líder en solitario, dispuesto ahora a convertirse al islam, si fuese necesario, con tal de obtener asilo político donde cobijarse.  El tránsito desde el idealismo de un terrorista anticapitalista, convencido de que la lucha armada es el único medio para alcanzar el objetivo y él mismo su más digno representante, a mercenario a sueldo, asesino pragmático que se autojustifica por la premura económica revolucionaria, medida -como no- en petrodólares que se ingresan directamente en su cuenta bancaria. Paralelamente, vemos discurrir la evolución personal, la transformación de su cuerpo hacia la madurez y su turbia y casi siempre fracasada relación con las mujeres.

A pesar de la longitud (160 minutos), Assayas ofrece un interesante recorrido por la política internacional de la última parte del siglo XX, narrado a modo de thriller de espionaje en su versión más clásica, y construido a partir de un personaje carismático, violento y frio, pero a la vez tremendamente magnético. El ritmo es trepidante, con abundantes escenas de acción, la reconstrucción histórica lo suficientemente esmerada, mientras el discurso crítico y social, en el que no falta el ingrediente romántico, ofrece un retrato bastante fidedigno del momento predecesor del actual panorama mundial. Entretenida, bastante didáctica y digna de ver por la autenticidad en todos y cada una de los planos y secuencias, aunque hay que advertir del rechazo de su protagonista, que la ha tildado -desde la cárcel en la que actualmente cumple condena por asesinato- de burda manipulación de su personaje.

13 comentarios en “Carlos (Olivier Assayas, 2010)

  1. Yo me vi la versión para TV en una tarde. Es toda una experiencia. Gran película.

    El diálogo con los etarras es bastante curioso. Y hace dudar: ¿es peor Carlos que los jefes de los servicios secretos sirios? ¿que la Stasi?

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  2. Lo de los etarras, si no recuerdo mal, no sale en la película. Está bastante comprimida, piensa que se tienen que comer la mitad del tiempo, y el guión tiene pocas lagunas que se presten para recortar.

    Un saludo

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  3. Pues din duda una grandiosa película que, por suerte, encontró un camino alternativo al cine para ver la luz, ya que hubiese sido una pena que su por su longitud se hubiese tenido que cortar metraje o que dividir en dos partes separadas en el tiempo. Yo he visto la versión de 330 minutos y no le sobra ni un segundo. Assayas es un director con trabajos muy interesantes, como «Demon Lover» o «Désrodre».
    Saludos

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  4. Marichuy, Crowley, después de ver la serie (yo no la he visto) no sé qué os parecerá la película. La verdad es que tiene algunas elipsis que exigen cierto esfuerzo para recolocarse. Más que elipsis son cortes de metraje, por lo que parece.

    Bargalloneta, pues eso, ya me contarás… Un saludo 😉

    Licantropunk, ja, ja, seguramente lleves razón, la pela es la pela. Film socialisme… -correré un tupido velo y no diré una sola palabra… ¡con lo que me gusta Godard!-

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  5. La tengo pendiente. Tenía ganas de verla, pero después de leerte todavía más. Yo este fin de semana he visto ‘No controles’ en DVD. No es que sea una buena película, pero me reí mucho viéndola. Es del mismo director que ‘Pagafantas’. Un beso.

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  6. Ya la he visto, muy buena la peli. También me he descargado la revista y leido tu artículo. Está guapa y el artículo muy bueno también. Bessssooossssss!!!

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  7. Apenas hoy sábado12 de noviembre de 2011 he podido ver, por fin, Carlos. Y aunque sólo fue la versión corta de cine (165 minutos), puedo decir que me encantó. Me pareció un retrato muy acertado de la época y también un acercamiento muy bueno al polémico Ilich Ramírez. En mi humilde opiniön, Olivier Assayas logró un estupendo film y no se diga del performance de Édgar Ramírez, quë gran actuación. Lo único es que ahora me urge comprar el DVD para ver la historia completa.

    Un beso

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  8. […] de dos formas: como miniserie y como película (algo similar a lo que hizo Olivier Assayas con Carlos, una obra también muy recomendable). Es un culebrón protagonizado por la aristocracia del […]

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  9. HOla, sabes donde conseguirme la serie entera, con subs y en buena calidad? obvio gratis XD o también la peli entera, la de 4 y algo horas

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