La última película de Pedro Almodóvar, La piel que habito, se anunciaba como un salto cualitativo en su filmografía, el punto de inflexión en la carrera del director español más internacional (86 premios, 54 nominaciones). Ciencia ficción y terror eran géneros todavía inexplorados, lo que parecía indicar que veríamos un Almodóvar totalmente renovado. Al margen del linchamiento previo que un sector de la crítica prepara cada vez que se anuncia un nuevo estreno del director -motivo por el cual en esta reseña me reservaré posibles peros, aunque haberlos, haylos-, hay que reconocer, sin embargo, que la película se las arregla para volver sobre muchos de los temas y obsesiones que ha explorado en su anterior producción, además de personajes y situaciones tan característicos del mundo almodovariano, de esos que gustan a unos e irritan a tantos, pero inevitables en cualquier film del manchego sin más que añadir al respecto, Almodóvar es así, o se toma o se deja. Sin embargo, también es verdad que con esta nueva propuesta viene a corroborar el camino de madurez alcanzado que ya se intuía en sus últimos films, y que se traduce en este caso en una historia muy bien contada, llena de tensión, sadismo y envuelta en una atmósfera tan inquietante que no da respiro, a lo que se suma la sobresaliente estética, interpretaciones medidas milimétricamente y una capacidad de adaptación a los distintos géneros y al uso del lenguaje propio del cine que supera de manera notable el resto de productos del panorama patrio.
La historia está basada en una novela francesa, Tarántula, de Jonquet Thirrey, en la que un eminente cirujano plástico mantiene encerrada bajo llave en el sótano de su mansión a Eva, su hija adolescente, mientras prepara un espeluznante experimento que devolverá a la joven su rostro perdido tras un accidente automovilístico. Almodóvar no hace una adaptación literal de la novela, se limita a basarse en ella, y nos presenta un guión atrevido, provocativo, y también pesimistamente alusivo a la sociedad contemporánea, mediante una combinación extravagante de thriller oscuro, historia de terror con tintes góticos y mito poético, en la que, como se ha dicho, visita muchas de las obsesiones de sus trabajos en los últimos treinta años, en particular las relaciones maternales y la identidad sexual.
De la novela de Jonquet queda tan solo el punto de partida y la crueldad implícita, que pasa aquí a transformarse en una historia de venganza y búsqueda de la identidad. Las relaciones se trasladan a Toledo, el mismo lugar donde uno de los ídolos de Almodóvar, Buñuel, diera vida en 1970 a Tristana, que también era un drama socio-psicológico de controlado salvajismo sobre la destructiva relación entre un aristócrata de avanzada edad, Fernando Rey, y su hermosa pupila, Catherine Devenue.
En La piel que habito, el cirujano plástico de Tarántula se ha convertido en Robert Ledgard, inspiradísimo Antonio Banderas, toda una sorpresa interpretativa, hay que decirlo, quien no había vuelto a colaborar con Almodóvar desde 1990. Ledgard vive una vida opulenta apoyado siempre por su ama de llaves, posiblemente la mejor interpretación de la película, una fantástica Marisa Paredes que, a pesar de ejercer un papel secundario y que su personaje es de los menos bien dibujados, se convierte, sin embargo, en nexo unificador de los porqués del guión de la película. La prisionera es Vera, a quien da vida Elena Anaya, una actriz con mucha fuerza pero cuyo rendimiento depende en ocasiones de la batuta del rodaje. En este caso, Almodóvar exprime sus posibilidades a todos los niveles, y probablemente sea uno de los papeles en los que más guapa y mejor dirigida tenga en el haber de su todavía joven carrera.
Sobre la base de estos personajes, unos pocos secundarios más, y un rodaje exclusivamente en interiores, Almodóvar construye una historia compleja con un guión que, guste o no, carece por completo de fisuras. Robert, inspirado en la muerte de su esposa, quien sufrió la desfiguración de su rostro por las quemaduras producidas en un accidente de circulación y acaba suicidándose, trata de desarrollar una nueva piel humana sensible al tacto pero indestructible a los elementos externos, especialmente al fuego. Naturalmente, sus colegas médicos se muestran recelosos de sus logros, de que el éxito en su investigación roce zonas éticamente inadmisibles. Pero a Ledgard le mueven otras obsesiones de carácter más personal, que iremos descubriendo en la película a través de diversos saltos temporales. Obsesiones que tienen que ver con la venganza y el carácter mismo de la identidad humana. Hasta aquí se puede leer, no desvelaré más detalles de la película, plagada de giros y revelaciones sorprendentes y espectaculares. Robert es un hombre económicamente poderoso, muy arrogante, que se puede permitir cuestionar -y pagar- lo que tradicionalmente se considera natural. Su obsesión es reconfigurar su mundo en torno a los propios deseos, en lugar de aceptar las cosas como son. Viene a la mente cierto aire al personaje de Scottie Ferguson, el detective interpretado por James Stewart en Vértigo, de Hitchcock, casualmente una de las películas que Almodóvar ha declarado en alguna ocasión entre sus favoritas, la transformación de una mujer que conoce aparentemente por casualidad en la imagen ideal de la que perdió y por la que vive invadido con un enorme sentimiento de culpabilidad.
El control de Almodóvar sobre el material narrativo y la estética de la película es, tal como siempre ha sido, impecable. El uso de los flashbacks para componer la narración e ir dosificando la trama va jugando con el espectador a la hora de mostrar la verdad que hay detrás de Robert y Vera. Es cierto que la trama, en sí misma, tiene cierto aire por momentos de culebrón típicamente melodramático, pero el nivel de competencia técnica detrás de la cámara se las arregla para elevarlo muy por encima del material presentado. La opulencia visual de la mansión de Banderas contrasta muy bien tanto con la trama macabra como con los límites un tanto espartanos de la habitación de Vera, una habitación cuyas paredes se van plagando del grafitti con el que la prisionera trata de mantener el control sobre su propia identidad. Muchos son los planos destacables que ofrecen un efecto sobrecogedor. Planos y más planos, ninguno superfluo y todos al servicio de la narración, que construyen la película como si se tratase de un cuadro en movimiento, con un uso de los colores apasionante, sin llegar al barroquismo de Greenaway pero bastante cerca de una misma concepción sobre el cine como obra muy personal, amén de una maravillosa habilidad de ambos para combinar géneros sin perder en ningún momento sus señas de identidad.
La narración se reorganiza constantemente en el tiempo de manera sorprendentemente hábil y muy característica del modo de hacer de Almodóvar, siempre desafiante frente a las ideas preconcebidas sobre la vida cotidiana y la conducta considerada como natural. El título tiene aquí una doble dimensión, porque a la vez que refiere la historia narrada se convierte en una metáfora de nuestro cuerpo, nuestra identidad, nuestra percepción de nosotros mismos. La piel, lo externo, es lo que nos contiene y parece definirnos. Pero, ¿una transformación de nuestra apariencia o, si acaso más radical, una reorganización de nuestro cuerpo nos hace dejar de ser quien somos? En el mundo de Almodóvar aparecen a menudo situaciones aparentemente salidas de madre con un componente bastante frívolo, pero en realidad estas excentricidades esconden y exploran asuntos casi siempre emocionalmente serios y con un alcance implícito mucho más provocador de lo que aparentemente ofrecen. Ninguna de las críticas que he podido leer hasta ahora hace alusión, por ejemplo, a la primera imagen de la película. Una vista de la mansión toledana con un único subtítulo: 2012. ¿Por qué 2012? La explicación seguro que solo la tiene Almodóvar, pero una lectura más allá del a+b del film nos sumerge en una versión ciertamente pesimista de la sociedad en la que estamos inmersos, además muy a corto plazo. En 2012, eso es muy pronto, la prisionera manipulada, transformada en otro quizás, por quien todo lo puede gracias a sus conocimientos científicos -información- frente a quien carece de ellos, metamorfoseada en un ser a medida de los designios de quien tiene el poder y, por supuesto, el control del dinero para llevar a cabo sus caprichos y deseos. No sufran, acabarán todos muertos. La genialidad de Almodóvar es tal que, en la situación más shakesperiana de la película, que no es sino su dramático y sangriento final, el público de la sala estallaba al unísono en una carcajada. Es la piel que habita Almodóvar, genio y figura, inimitable talento.
Totalmente de acuerdo contigo Babel, la vi ayer y aún estoy intentado procesarla.
Habia leido poco sobre ella y solo habia leido los comentarios de Manderly y de Troyana, pero salí fascinada de la historia llena de entresijos y como tu dices excelentemente rodada y explicada.
De acuerdo también contigo en cuanto a las interpretaciones de Banderas y de la magnífica Paredes … ya no estoy de acuerdo contigo con lo que dices de Elena Anaya, creo que sus primeros o primerísimos planos estan llenos de una dulzura y a la vez venganza díficiles de representar si no eres una gran actriz. La conocía pero ahora la he descubierto y su interpretación es la que me pareció más sobresaliente.
un beso
Me gustaMe gusta
Con Almodovar me pasa que algunas me parecen estupendas y otras no las soporto. Con esta me quito el sombrero. Estupenda crítica del conjunto la que haces,una objeción solo con el papelazo que hace Elenita Anaya ¡¡pero si es una DIOSA de mujer!! cómo se te ocurre, dos collejas de mi parte, que lo sepas. V´sss
Me gustaMe gusta
Genial tu crítica y tu mirada.
Me encanta lo que rescata de Vértigo en un tour de force increíble.
También me sorprende ese Banderas que lo mismo es un bad doctor que perpreta una venganza horrible que se convierte en un hombre desgraciado y triste que trata de recuperar el amor perdido.
Uno de los aspectos estéticos que me gusta es ese repaso por cuadros maravillosos como la venus del espejo o la maja desnuda. Y esas composiciones que realiza.
Inolvidable de nuevo el momento musical de la película con una Buika desgarrada.
Besos
Hildy
Me gustaMe gusta
No sé si la veré, no soy muy de Almodóvar (como bien dices o te gusta o no), pero la trama se parece mucho a una peli muy buena de Georges Franju, «Ojos sin rostro».
Saludos!
Me gustaMe gusta
No sabía nada de lo de la novela en que «se basa» (si es que Almodovar llega a basarse alguna vez en algo que no sea él mismo). Muy interesantes tus observaciones y cada una de las referencias que aportas.
Yo sin embargo no comparto tu admiración.. Me parece que el guión está más vomitado que nunca, como si hubiera demasiada información que se suelta mezclada, sin pulir, sin ajustar a los personajes… No me gustó, vaya, pero es estupendo compartir otros puntos de vista.
Un saludo.
Me gustaMe gusta
Sobre Elena Anaya, precisamente lo que digo es que Almodóvar exprime las posibilidades de la actriz, para nada que haga una mala interpretación, al contrario. Me sigue pareciendo mejor, cualitativamente, Marisa Paredes: superar sus tablas es difícil, son muchos años ya. Claro, su papel es secundario, pero imprime una personalidad al personaje que le viene como anillo al dedo a sus dotes interpretativas.
Bargalloneta, quedo pues a la espera de tu reseña, supongo… Y muchas gracias por todos los comentarios que te has dejado hoy por aquí, cuando he entrado y he visto los pendientes me ha hecho mucha ilusión, de verdad.
Jorge, monstruo, a ver si leemos bien, ein! Es difícil encontrar en el cine actual un director capaz de sacar el máximo partido a todos sus personajes. Y soy más justa que tú, porque de mis palabras se deduce que no será solo por la colocación que la madre naturaleza hizo de sus diversos músculos, incluidos los pectorales.
Me gustaMe gusta
Hildy, muy acertado tu apunte sobre la doble faceta del personaje de Banderas. Porque hay momentos que el sádico hasta da pena… En general la partitura musical del film está muy bien, pese a no ser yo demasiado fan de Buika y no acabar de comprender qué pinta aquí. Pasa como con el tema tigre… mejor me reservo, uf!! Un beso.
Ethan, Almodovar ha declarado abiertamente que esa película que mencionas es uno de sus referentes en el guión de este film. Claro que él hace su propio desarrollo y poco queda de Franju, parece. Porque te confieso que no la he visto y creo que me pondré a ella, mera curiosidad. Un saludo.
María, es lo que tiene Almodovar, pocas posiciones intermedias encuentra. Gracias por aportar tu punto de vista, nos leemos 😉
Me gustaMe gusta
Gracias Babel, por supuesto que también haré mi humilde comentario ;-), pero primero he de procesarla….
He estado un poquillo desconectada de los blogs (problemillas familiares) pero estos dos últimos dias me he puesto las pilas, tenia tantas ganas de leer…. sobre todo a algunos blogueros de los cuales aprendo mucho… y esto te incluye!
besos
Me gustaMe gusta
Muy buena crítica.
Tienes razón en que, al final, Almodóvar habla de lo mismo de siempre.
La maternidad: «Yo no soy tu madre; sólo te parí».
La sexualidad: ¿Un hombre es un hombre sólo por tener rasgos masculinos?
El poder: Ya tratado en la relación entre Benigno y Alicia, entre el rico productor y el artista en Los abrazos rotos…
Un placer leerte
Me gustaMe gusta
Sensacional. Acabo de publicar el post –no quería saber nada de lo que se había escrito en la red– y he llegado directamente aquí para leer tu comentario. La verdad es que la historia es brutal y, además, está muy bien contada. Banderas no me ha convencido del todo, pero era un papel muy difícil. A mí también me ha recordado a ‘Vértigo’ y, como no, al mito de Prometeo. La relación del médico con el ladrón es ciento por ciento Almodóvar. He leído el libro este fin de semana y, a mi entender, esto lo ha mejorado. En general, me quedo con la dureza de Jonquet y con su final. Hay quién dice que la película no es almodovariana, pero respira el espíritu del manchego por todos sus poros. Me ha encantado el post, BABEL. Sencillamente, sensacional, como el cine de relaciones turbias del gran Almodóvar. Mi quito el sombrero! SDaludos y hasta pronto.
Me gustaMe gusta
Todavía no sé a qué atenerme… Tu texto habla de obras maestras, y como dices tú misma su reciente filmografía estaba en descenso creativo. El cambio de género, drama y más drama… en fin que no sé que haré. Y eso que he sido un ultrafan de Almodóvar hasta 1988!!!!
Nos leemos!!!!
Me gustaMe gusta
Babel,
yo vi la película hace una semana y me encantó.Te leo y reafirmo mi impresión,la que me llevó a dedicarle una entrada.De todo se ha dicho y escrito,sabemos que el director manchego no deja indiferente a nadie,pero lejos de filias y fobias,él ha creado con todas sus influencias,un sello propio,reconocible,un subgénero que lleva su apellido.
Los actores están soberbios,especialmente Antonio Banderas,por primera vez,en estado de gracia y Elena Anaya quien ya antes había dado muestra de su talento interpretativo: Hierro,Habitación en Roma….de Marisa Paredes,ademas, no puedo decir más que alabanzas,es el componente perfecto,un ama de llaves al más puro estilo de Rebeca.
saludos
Me gustaMe gusta
Me ha gustado cómo has elaborado la crítica, Babel. Ya sabes, no obstante, que a mí me ha gustado bastante menos que a ti la película. Creo que los secundarios están muy poco elaborados y el guión queda demasiado difuso (salvo la trama principal). De todos modos, técnicamente la categoría de la cinta es irreprochable.
Saludos
Me gustaMe gusta
Supongo que terminaré por verla. Almodovar y el cine de teerrror no me pegan para nada aunque solo sea por la sugestiva presencia de Elena Anaya. Imagino que tirará más para el melodrama siendo de Almodovar que al terrror. Con algo de fantástico. Besssooooosss!!!!
Me gustaMe gusta
Bargalloneta, pues gracias por las flores, las pongo en agua, que me vienen muy bien en la pereza post-vacional, je, je 😉
Viajero, sí, es lo de siempre, pero esta vez más pesimista ¿quizás?
Jordi, pero tú citas una referencia evidente, la de Frankenstein. Tenemos la misma opinión sobre Banderas. Tampoco me convence, pero sí me ha sorprendido su actuación, gratamente, frente a lo que esperaba. Cuando leí hace meses el reparto dije: uf!
Jose Ángel, ve a verla y sal de dudas. No creo que haya habido descenso creativo; sí evolución. Otra cosa es que sea de tu agrado o no… Espero tu opinión
Troyana, estamos de acuerdo. Yo tal vez un poco menos efusiva respecto al elenco, solo eso.
Alberto, en el asunto de los secundarios estamos de acuerdo. Me sobra, además, el tigre y parte de la trama secundaria de la hija. Perfecta no es, desde luego.
Carles, ni el mismo Almodóvar es capaz de calificarla dentro de un género. Lo mismo te digo que a Jose Ángel, ya me contarás…
Saludos a todos!
Me gustaMe gusta
Bueno, compa Babel, pues ya estamos aquí; lo prometido es deuda. Que íbamos a coincidir en valoración, ya me constaba (me lo habías «preavisado» con tu comentario en mi cibercasa…), y tampoco me ha sorprendido la calidad de tu texto (es la marca de tu cibercasa; felicidades, una vez más…). Así que iremos a algunos detallitos:
– La calidad del trabajo de Banderas, que a mí también me ha sorprendido, y muy gratamente, porque, vista su carrera estadounidense y visto el material promocional, me temía una interpretación mucho más plana y con menos matices, y, muy lejos de eso, cuaja un trabajo de gran sutileza, con durezas, con ternuras, dándole a su personaje la sinuosidad con que se desenvuelve su trayectoria. A reivindicar.
– Lo del «inserto Buika», que es algo tan del gusto de Almodóvar que ya se ha convertido en un clásico, aunque a veces queda obscenamente ridículo (cada vez que recuerdo a Caetano Veloso en Hable con ella; me quería meter debajo de la butaca, de la vergüenza ajena…), y aquí no mucho mejor (más allá de lo que guste o no guste esta mujer, que a mí no me gusta nada…). Por no hablar de lo de Penélope Cruz en «Volver»; eso sí, qué bien que cantaba. Ah, que me dice mi mujer que no era ella, que era otra chavala, una tal Estrella no sé qué. Ajá, vale, mejor así.
– La «perra» que le ha dado a todo el mundo con tachar de ridículo el disfraz de ¿tigre? del personaje que interpreta Roberto Álamo: leches, que viene de un baile de disfraces, no de la toma de posesión de la ministra de Hacienda, ¿cómo va a ir vestido, con un traje de Armani? Además, creo que el disfraz es muy cutre porque el personaje lo es, con lo cual me parece un ejercicio de coherencia tremendo (y ojo, que no siempre a Almodóvar le dan ataques de eso). ¿Que lo podía haber disfrazado de bombero? Pues sí, claro; y no haberlo hecho aparecer en pantalla, claro también, con un pequeño retoque de guión. Ya lanzados, hacemos del personaje de Elena Anaya una «referencia verbalizada» (se habla de ella, pero no aparece en pantalla) y a Banderas lo metemos en un bucle elíptico de dos pares de aquellos, y con Marisa Paredes solita, hacemos la peli. Pero tampoco es plan, ¿no…?
– La lectura social que puede derivar de la ubicación temporal de la historia en 2012; buf, no sé, a mí es algo que se me escapa, no fui capaz de ver mayores precisiones en esa línea del resto del contenido; más bien al contrario, yo creo que la historia se instala en unas coordenadas tan personalísimas, tan cerradas, que hacer extrapolaciones de corte más general, pues no termino de verlo. Pero, bueno, eso debe ser más bien un problema de la cortedad de la mirada que de la inexistencia de fundamento para la vista. A lo sumo, soy capaz de pillar alguna reflexión acerca de la manipulación genética, y sus connotaciones económico-morales, pero tampoco es que se explaye mucho en la materia, no…
Y ahora mismo, así a vuelapluma, no se me ocurre nada más. En todo caso, seguro que a Boyero sí que se le ocurre (es que son como niños…).
Un fuerte abrazo y buena semana.
Me gustaMe gusta
He leído tu texto sin haber visto la película, no por falta de ganas de verla sino por falta de tiempo (tampoco he leído aún tus artículos de la caja: pronto). Has hecho una entrada magnífica, como de costumbre. Lo que está claro es que los estrenos de este director tienen una cobertura publicitaria tan grande que es imposible no enterarse de la trama. Si el mejor director es el que tiene mejor marketing (una frase que le oí ayer a Kaurismaki en «El séptimo vicio» y creo que el finés no andaba desencaminado en su apreciación), Almodóvar tiene ya mucho camino andado para la excelencia. A mí me suelen gustar las películas y, en contra de lo que suelo escuchar, me gustan más sus últimas que sus primeras. Así que veré «La piel que habito». A este paso igual la veo en el 2012, ese detalle subliminal que apuntas. Claro, como es bisiesto tendré más tiempo.
Saludos.
Me gustaMe gusta
Manuel, muchas gracias por tu aportación y por tu tiempo, me encanta esto de entrar en debate, aunque estamos bastante de acuerdo.
Respecto a Banderas, nada que añadir, suscribo lo que dices. Buika, pues a mi me deja fría, pero ya es costumbre de Almodóvar injertos de este tipo, nada no previsible.
Respecto al tema del tigre, ya en el principio del post digo que no iba a entrar en peros con la película, dada la recepción cuchillo en mano que han hecho muchos, demasiados. Pero ya que me tiras de la lengua, lo que me chirría no es la vestimenta y registro del tipo en sí, sino cómo resuelve la relación del aparecido con el resto de personajes, desde mi punto de vista es un pegote que afea el conjunto, sin ser lo principal de la película para nada.
Lo de la lectura social es solo una idea, una sensación de pesimismo que destila el film, por eso lo he referido al final y te confieso que sin demasiada seguridad. A mi madre, que fue la única persona que quiso acompañarme al cine a verla, y alguna más también, por lo que he leído, se les ocurre eso de «mira, es como el gobierno», y ojo que ella luego va y les vota… En fin, no sé, si Almodóvar admitiera comentarios en su web le preguntaría porqué eso de 2012 sin cortarme ni un pelo, porque tengo mucha curiosidad…
Buena semana para ti también, saludos!
Me gustaMe gusta
Licantropunk, lo mejor es leer lo menos posible antes de ir a verla, aunque he tratado de destripar poco de la trama. Almodóvar ha sabido hacer su propio marketing muy bien, desde hace muchos años, sobre todo al otro lado de la frontera. Claro que una buena campaña sin buen material detrás no tendría la repercusión mediática que tiene, sobre todo en Francia y EEUU, y durante tanto tiempo. España es el único país donde se discute abiertamente su valía. Supongo que muchos no se sienten identificados con ese submundo que aparece en sus películas, a otros les moverán otras razones, pero lo que es un hecho es que cada estreno suyo supera las expectativas de taquilla. A ver qué director español actual logra esto, le pese a quien le pese.
Ya estoy deseando leer tu reseña… Saludos
Me gustaMe gusta
Y yo ya leí tus artículos. Resulta que «The trip» no la he visto, así que mi juicio tendrá que esperar al día (a saber cuándo) en que tenga ocasión de verla. La de «Clockers» me ha encantado. Describes de manera fantastica esa vida «in da hood», guetos racistas, que era necesaria poner de manifiesto en este número: la aclamada «The wire» es posterior y es lo mismo: nada ha cambiado en el barrio, y si llega el caso a peor. Lo que no coincido tanto es en tu apreciación de Spike Lee, esa independencia no sé si aún la tiene (realizar anuncios no es un punto de apoyo de esa cualidad). Espiritú de controversía, sí, aún lo tendrá, aunque sea por meterse con las películas de Iwojima de Clint Eastwood (en mi opinión le achacaba una tontería, pero… black power).
Saludos. Ahora a ver pelis contra el quinto mandamiento.
Me gustaMe gusta