Zoom In: Krzysztof Kieslowski, La doble vida de Verónica

Solo oímos el sonido del piano, la pieza es de Preisner.

Simbiosis perfecta con cada detalle de la escena.

Otro tanto sucede a nivel visulal,  la marioneta condensa el sentido completo del personaje, Verónica (Irène Jacob), y el mensaje de toda la película.

Aunque es Philippe Volter el actor que interpreta al personaje de Alexandre, quien construyó las marionetas que aparecen en el filme y quien mueve sus hilos es Bruce Schwartz, excepcional marionetista que fascinó a Kieslowski y al que ofreció la posibilidad de participar en la película. Una joya, imprescindible, de las que hacen amar el cine.

Zoom In Cine polaco

Ángeles caídos, de Roman Polanski (1959)

Ángeles Caídos es una de las piezas que Polanski rueda en Polonia, con motivo de su graduación en la escuela de cine de Lodz. Polanski ya contaba por entonces con varios cortos cosecha propia (Interrumpiendo la fiesta, La lámpara o Dos hombres y un armario), pero en este trabajo muestra una notable maduración de su estilo y sin duda es el proyecto más ambicioso que aborda hasta esa fecha. Cuenta la historia de una anciana que trabaja al cuidado de unos extravagantes urinarios públicos art decó. Mientras observa las vidas de la gente que por allí pasa, va recordando sus días de juventud al hilo del sonido de las pisadas que se cuelan a través de la antigua claraboya. Estructura de flashbacks donde el presente, en blanco y negro, se combina con los recuerdos de su pasado, en color. En el corto se entremezclan toques de neo-realismo entre otros más estilizados e incluso surrealistas (un hombre con un serrucho en el urinario) que son pura fantasía. La historia destila la visión grotesca del autor, en la que vemos la gris y monótona vida de la protagonista en yuxtaposición con un pasado lleno de pasión y drama. Personajes enormemente expresivos (imperdibles primeros planos de la anciana) y la composición del color son la única línea de diálogo. Las distintas situaciones se captan sin palabra alguna, poniendo de manifiesto el talento natural de Polanski para la composición y el ritmo cinematográfico.


Polanski aparece en el elenco interpretando a la protagonista en momentos de su juventud y al soldado que muere por una granada en la retaguardia. Quizás el único defecto reside en que resulta ilógico que la mujer rememore algunas escenas que introduce de la guerra, acontecimientos en los que no aparece presente y de los que por tanto no puede haber sido testigo, restando coherencia al conjunto. Con todo, merece la pena porque, además de ser un buen trabajo cinematográfico, se vislumbran algunos ejemplos de los interiores claustrofóbicos que tan bien recreará en posteriores películas, e incluso hay un plano, el de la mujer en el campo caminando con una cesta hacia una ciudad en la lejanía, que recuerda mucho al que veremos en otra de sus obras, Tess (1979).


Roman Polanski

Katyn, de Andrzej Wajda (2007)

katynafpKatyn comienza con una escena en un puente cercano a Cracovia  repleto de personas que se cruzan y chocan intentando avanzar en direcciones opuestas. Estamos en 1939: por el oeste llegan los que huyen de la invasión nazi hacia posiciones ocupadas por el ejército liberador soviético; por el este, aquellos que escapan de las tropas rusas, pues toman prisioneros tanto a civiles como a soldados polacos. Caminan campesinos, profesores de Universidad, comerciantes, estudiantes, trabajadores, funcionarios, familias enteras con sus pertenencias a cuestas. No saben hacia dónde se dirigen ni cual será el mejor camino para huir de la tragedia. Hitler y Stalin han hecho un pacto: los alemanes no avanzarán más, el ejército ruso no se enfrentará a ellos y hará, además, el trabajo sucio. Muchos son soldados que pertenecen a la reserva y huyen con sus familias al completo. Casi todos creyeron que entregándose al amparo de los rusos hallarían la liberación y ya se veían trasladados a Rumanía o la misma Rusia; gentes ajenas a la guerra, la mayoría no eran militares de profesión sino reservistas, muchos de ellos profesionales e intelectuales,  potencialmente peligrosos para los regímenes totalitarios de cualquier ideología: cuanta más cultura tiene un pueblo más difícil es manejarlo al antojo de la demagogia y la mentira. Ya en Auschwitz, en 1939, antes de servir al exterminio judío, los primeros prisioneros en ocupar el campo fueron los intelectuales polacos.

En Katyn, 22.000 personas, uno de ellos el padre de Andrzej Wajda, fueron asesinadas y enterradas en fosas comunes cavadas en el bosque, en 1940. Durante 47 años, el gobierno de Polonia culpó de la masacre al ejército alemán, al tiempo que el mundo occidental callaba y asumía la versión de los hechos. Incluso se levantaron cínicamente monumentos oficiales en recuerdo a los desaparecidos. No será hasta 1990, tras la caída del muro, cuando el Kremlin reconocerá sus crímenes de guerra. Lo que sucedió antes y después de la matanza está narrado por Wajda con el realismo y la honestidad propia de las víctimas anónimas silenciadas sin otro remedio durante casi cinco décadas. A pesar de que el film no ahorra en crudezas y vemos a militares soviéticos asesinando uno a uno en un sótano a un regimiento entero de soldados, al tiempo que otros riegan cubos de agua sobre el tobogán para lavar la sangre como si de un matadero se tratase, Wajda no se limita a hacer de la narración un alegato contra el horror, sino que nos habla del silencio y la tergiversación de la historia que sobre los hechos vivió su pueblo durante años. Para Wajda, los auténticos protagonistas no son sólo todas esas personas asesinadas impunemente, es también la angustia de las familias (como la suya propia) que sufrieron durante décadas la incertidumbre humana, buscando a sus desaparecidos, esperando fieles cada día el regreso, convencidas cada vez que llamaban a la puerta que detrás estaría su hijo, su hermano o su marido. vlcsnap-15935788A través de sus más de 50 películas, también del teatro, como si de un escaparate de la historia se tratase, a pesar de la censura y la represión del régimen, Wajda ha revelado siempre, no sin serias dificultades y más de un necesario enroque narrativo, la realidad social y política de su país: el Guetto de Varsovia (Sansón, 1961), la resistencia al régimen soviético (Cenizas y diamantes, 1968), el Holocausto en Polonia (Semana Santa, 1995) o el movimiento Solidaridad (Hombre de Hierro, con Lech Walesa) son sólo algunos ejemplos. Sin embargo, hacer un film sobre los sucesos de Katyn no habría sido posible en la época comunista, porque la imagen de los soviéticos auspiciada por el régimen era obligatoriamente asociada siempre a la liberación. «…Sobre esa mentira reposaba la sumisión de Polonia a Moscú», dice Wajda. Para el cineasta, a sus 82 años, contar esta doble historia, la de los crímenes y la de la mentira, era un deber moral, consigo mismo y con su país.

Sin embargo, Katyn es mucho más que cine entendido como testimonio de la historia, porque como maestro que es, la película cuenta con un guión sólido y una estudiada construcción de todos los personajes. A la narración la recorre el ritmo pausado propio del cine europeo, y mantiene la tensión gracias a la rigurosa planificación y cuidadoso montaje, y a una puesta en escena en la que siempre se pueden encontrar detalles sugerentes, donde el relato discurre sin divorcio de las emociones, las justas y siempre contenidas a pesar de lo relatado. Si a todo ello le sumamos una modélica dirección de actores, el trabajo debería ser de visionado casi obligatorio, porque no es demasiado habitual en el cine el retrato realista de la historia que a la vez sea una obra de arte por la fuerza de sus imágenes, lo implícito de cada mirada y aquello que sugieren sus estudiados silencios. La calidad visual es también única porque, como valor añadido  al buen hacer con la cámara, Wajda ha querido dotar a la producción  de un extra con la aplicación de la nueva tecnología 4k, hasta la fecha sólo usada experimentalmente en algunas producciones norteamericanas. Katyn es la primera película hecha en Europa con esta tecnología que hace posible trabajar los detalles más pequeños y corregir con mucha precisión cada imagen, mantener los colores reales y alcanzar espectaculares efectos de profundidad.katyn02

vlcsnap-15949211Andrzej Wajda es una de las mayores figuras del cine europeo y mundial, y ha recibido numerosos reconocimientos internacionales. Es director artístico del Teatro Powszechny de Varsovia y en el año 2001 fundó la Andrzej Wajda Master School of Film Directing. Entre otros reconocimientos posee el Oscar honorífico por su contribución al mundo del cine, otorgado por la academia de Hollywood  en el año 2000, y en 2006 recibió el Oso de Oro honorario por sus logros en el Festival Internacional de Berlín. Katyn fue nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera en la pasada edición; aunque en España, cómo no, se conozca su trayectoria más bien poco y la distribución de este último film se haya visto limitada a ámbitos muy reducidos y siempre fuera de círculos comerciales.

Tiempo de morir (Pora Umierac), de Dorota Kedzierzawska (2007)

post-121931-1203279179Aunque estos últimos días no dispongo de demasiado tiempo, no quería dejar pasar un comentario sobre esta película, porque es una auténtica maravilla cinematográfica. La protagonista es la actriz polaca de 91 años Danuta Szaflarska, que está excelente interpretando a Aniela, una mujer que se niega a aceptar un mundo en el que los ancianos son, además de personas indefensas, seres invisibles. Viendo el título (traducción literal del dado en inglés, pues no existe alternativa en castellano) y dicho así, podría despistar a más de uno, incluso hacernos desistir en cualquier tipo de interés por conseguir este film. Sin embargo, se trata de una película optimista, conmovedora, que nada tiene que ver con un melodrama al uso, y cuya protagonista, apasionante y hermosa, sostiene ella sola, junto a su perra Philadelphia, todo el metraje, en el mismo escenario, ese viejo caserón de madera en el que vive y al que han puesto el ojo tanto especuladores como su propio hijo, todos con la pretensión de echarla. Es difícil no enamorarse de su belleza, de sus ojillos de niña pícara, de su humor suave e inteligente, de su rostro lleno de vida, de la sabia inspiración de sus monólogos.vlcsnap-2453830

Fotografía, iluminación y vestuario se le unen para ofrecer planos de una hermosura no menos difícil de explicar con palabras; primeros planos de Aniela realmente inspiradores sobre fondos en blanco y en negro (sólo por disfrutarlos vale la pena el visionado), pero también es el porche acristalado donde transcurren la mayoría de escenas, el teléfono, la escalera de caracol, el tocador, la joyas antiguas, los largos vestidos, el columpio suspendido de un árbol que evoca un tiempo pasado… y sus recuerdos, bellamente retratados con imágenes difuminadas, en leve balanceo, como la música, como si estuviésemos soñándolos. El guión, especialmente creado para la actriz por la directora polaca Dorota Kedzierzawska como homenaje a su carrera cinematográfica, capta perfectamente la vida de las personas mayores, solas, cuya única herramienta es su cotidianeidad, en este caso servida con su fiel amiga Philadelhia, pero que tratan de vivir plenamente cada día porque saben que su tiempo se está agotando.

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Aniela es una persona llena de vida, que transmite esa extraña mezcla entre energía y experiencia que en muchas ocasiones no sabemos apreciar de nuestros mayores. Ella todavía se mira en el espejo, se pinta los labios y sonríe como una adolescente traviesa. Danuta Szaflarska es una excelente actriz, capaz de transmitir con sus ojos un mundo de sensaciones al espectador. Su mirada chispeante cuando suena el teléfono y baja corriendo las escaleras está más allá del tiempo y más allá de la edad, radiante, bellísima, es la actitud de continuar decidiendo el cien por cien de su vida  que queda presente en cada escena.

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Y hablando de escenas, y sin querer adelantar la trama de la película, merece la pena la entrevista con su nieta, a la que sólo le interesa la comida sin prestar la menor atención a las palabras de la anciana; escena en la que nos involucra a casi todos a pensar en todas esas veces que no hacemos demasiado caso de lo que dicen nuestros abuelos. Mención aparte merece la actuación de la perra Philadelphia que todo lo comprende y que acompaña a Aniela en sus monólogos durante la película. Si hubiese un premio para el trabajo de determinados animales en el cine, Philadelphia sería, sin duda, una justísima galardonada. Sus encantadoras muecas, al tono de cada secuencia, son un marco inmejorable que ayuda en mucho a desarrollar esta historia en los trazos afectivos de su protagonista, y estoy convencida de que gran parte del tono emocional del guión lo protagoniza este animal con esas expresiones y reacciones.

vlcsnap-2482574La película no se ha estrenado en España y no existe edición en DVD en nuestro idioma. Así que, los que estéis interesados en conseguirla, no tendréis otro remedio que descargarla de internet. Yo os animo desde aquí a que lo hagáis, porque es una de esas cintas que no deja a nadie impasible, una rara avis poco común en nuestros días, tanto por el tema que trata (en el que no se aventuran demasiados directores) como por su estética. No me atrevo a calificarla de obra maestra, pero sí a afirmar que se acerca bastante y, además de poseer una estupenda actuación, es abiertamente positiva y propone vivir cada momento como si fuese el último desde una posición moral de gran respeto a la vejez. Una maravilla cinematográfica de la que resulta imposible no acordarse con una sonrisa. Os dejo el vídeo de los primeros diez minutos del metraje; está en versión original, sin subtítulos, pero sirve para hacerse una idea de la calidad artística de este metraje.

Dos hombres y un armario, de Roman Polanski (1958)

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Dos hombres salen del mar acarreando un anacrónico armario y se dirigen con él a la ciudad. Allí, el miedo y el rechazo a lo desconocido les hará presenciar un auténtico rosario de miserias y violencia con la que es capaz de reaccionar la sociedad frente a lo que es desconocido, lo que es diferente. La película comienza como un homenaje al cine mudo que recuerda mucho a aquellas maravillosas cintas de Buster Keaton, convirtiéndose poco después en un alegato contra la intolerancia, el egoísmo, la hipocresía y los prejuicios, que acaban haciendo que los dos hombres se retiren al sitio de donde vienen (el mar) decepcionados de su experiencia.

Polanski, que escribió y dirigió este corto con tan sólo 26 años, mientras estudiaba en la Escuela de Cine de Lodz, obtuvo varios premios internacionales y se ha convertido en uno de sus cortometrajes más populares. Si bien la fábula contra la intolerancia y la crueldad es la principal lectura del trabajo, también es cierto que muchas de las escenas son un auténtico homenaje al surrealismo que será un referente a lo largo de la carrera del director. El mismo planteamiento inicial de dos tipos tratando de hacer entrar un armario en el tranvía o en un restaurante ya es de por sí surrealista, pero la escena del hombre matando a otro a pedradas muestra sin duda un sádico toque buñuelesco; o el plano del pescado sobre el espejo con el reflejo de las nubes flotando alrededor podría ser la envidia de cualquier autor de esta corriente. Polanski también aparece como actor golpeando a uno de los portadores del armario, escena que tiene réplica casi exacta en su película Chinatown de 1974, cuando él mismo le rebana la nariz a Jack Nicholson cómo no podía ser de otro modo: con una navaja.