El baño del Papa

Los hechos de esta historia son en esencia reales, y sólo el azar impidió que sucedieran como en la película se cuentan. Melo; pequeño pueblo del Uruguay rural y profundo, a escasos kilómetros de la frontera brasileña. 1988; un acontecimiento trastorna la vida de sus habitantes: el Papa visitará Melo. Según dicen, vendrán al menos 50.000 personas de Brasil. Sus gentes empeñan cuanto poseen para montar unos tenderetes con los que ofrecer comida, empanadas, tortas, souvenirs.. que les permitirá salir de su mala racha. Como si del cuento de la lechera se tratase, Beto construirá un baño público, esperando le reporte los pesos necesarios para comprar la moto que a la vez duplicará su capacidad para el contrabando (gracias al cual sobreviven la mayoría de los lugareños ).
El Papa llegó. Se estima que aquel 8 de mayo estuvieron en el acto algo menos de 8.000 personas, la mayoría de Melo. Se construyeron 387 puestos de venta de comida, y mucha gente había hipotecado sus casas. Hubo dos o tres que se suicidaron porque perdieron todo lo que tenían en el fallido negocio. De la masiva afluencia del país vecino, en realidad sólo llegaron cerca de 400 brasileños. Y casi 300 eran periodistas acreditados.Realizada en 2006, es la opera prima de los directores uruguayos Enrique Fernández y Cesar Charlones. La película se mueve entre la comedia social y el drama, y lo hace de modo inteligente, cercano, pegado a la vida misma, convirtiéndose en una seductora muestra de honestidad mediante una transparente narración del día a día de los protagonistas tal cual, sin demasiados artificios.Es una obra modesta, ajena a pretensiones moralizantes, en la que no hay héroes ni víctimas, en la que nadie es mejor ni peor que el vecino, sólo muestra a sus protagonistas, sin entrar a juzgar comportamientos ni tampoco justificarlos. Sin embargo, está repleta de matices y de expresividad, de emociones puras que se transmiten con sencillez. Una carga de profundidad sobre la capacidad humana para inmunizarse ante las situaciones más adversas, la batalla por mantener la integridad a fuerza de tropiezos, del esfuerzo por salir adelante a base de golpes muchas veces cómicos y, sin embargo, tiernos. Y de como se pueden medir con distinto rasero determinados comportamientos según de quien vengan; el eterno juicio moral, esta vez sin maniqueismo ni propaganda mediática.No es una obra maestra; tampoco es necesario que lo sea para resultar talentosa, necesaria. El elenco está integrado por actores profesionales y no profesionales de Montevideo y Cerro Largo, entre ellos, César Troncoso, Virginia Méndez, Mario Silva y Virginia Ruiz. Troncoso, quien interpreta a Beto, tiene una destacada trayectoria en el cine y el teatro en Uruguay. Desde 1992 ha trabajado en más de 20 obras teatrales y cuatro largometrajes, obteniendo un premio y cuatro nominaciones, aunque «El baño del Papa» es el primero donde encarna el rol protagónico. En 2003 fue elegido mejor actor cinematográfico por la Asociación de Críticos del Uruguay por su labor en «El viaje hacia el mar». La fotografía tiene destellos de brillantez y de enorme calidad, intercalados con otros que no los son tanto. Esto se nota al final del film, donde mezcla imágenes reales de la televisión con tomas del pueblo. Tal vez aquí naufraga la calidad del montaje y las escenas resultan menos reales y más inconexas. Con todo, estamos ante una pequeña gran película, tan sencilla como conmovedora, cruda pero empapada de poesía por momentos, tragicómica pero cercana y, tal vez lo más importante, logra desnudar sin manipulaciones una realidad que existe a la vuelta de la esquina de las grandes ciudades, a pesar de que en muchas ocasiones no sepamos verla.El cine uruguayo no es especialmente pródigo, ni reputadas son sus escasas producciones. Esperemos poder deleitarnos pronto con más creaciones que, si poseen algo de la magia y la humanidad de esta, tendrán mucho que decir y que aportar al cine contemporáneo. Vaya por delante esta pequeña muestra fotográfica de un film que, a pesar de sus carencias, realmente merece la pena.