Inside Job (Charles Ferguson, 2010)

Estaba esperando que se estrenase este premiadísimo documental sobre el lado oscuro del capitalismo pero ninguna distribuidora ha tenido a bien dejar una copia en ningún cine de la Comunidad Valenciana, así que he tenido que invocar poderes de telekinesis y ayer me pude poner a ella cuando apareció en mi IBM. Película obligatoria aunque, la verdad, terminas de verla de muy mal humor, advierto. El mundo está sembrado de canallas, pero nunca se tiene la misma conciencia cuando se intuye que cuando te lo restriegan por delante de las narices con pelos y señales, sobre todo si tenemos en cuenta que el mayor de ellos se llama mercados financieros y que, como todo lo que no tiene nombre y apellido, casi nadie sabe exactamente a quien nos referimos con el palabro. También es cierto que a nadie que se mantenga mínimamente informado se le escapa que el causante de esta crisis económica global no ha sido la suma de actitudes del ciudadano que no ha sabido elegir bien sus inversiones y se ha dedicado al atraco de bancos y resto de entidades financieras para costearse 70, 80 o 90 metros cuadrados donde caerse muerto y, por si fuera poco, vota libremente a políticos mediocres que para resolver sus problemas emiten bonos de deuda que ellos mismos y sus hijos habrán de pagar.


La película destripa bastante bien los mecanismos de ingeniería financiera que han hecho posible llegar a esta situación centrándose en el año 2008, momento en que el Lehman Brothers se hunde arrastrando con él las bolsas de medio mundo. La radiografía de cómo se manejan esos mercados de las finanzas y el montaje especulativo que ha derivado en la crisis actual resulta creíble, y la tesis fundamental que argumenta que el capital financiero tiene cogidos por los huevos al poder político norteamericano y a las universidades más prestigiosas donde se forman los futuros cuadros del sistema, es del todo convincente.

Las prácticas criminales de bancos y grandes entidades de crédito, sostenidas por la desregulación de los mercados, la pasividad ofensiva de ciertos organismos internacionales y la capitulación de demasiados gobiernos durante décadas, son sin duda la madre del cordero. Hasta aquí lo soportable, digo, porque llevamos dos años transigiendo con cierta concupiscencia mediática y casi  nos hemos ya acostumbrado. El punto obsceno del metraje viene cuando muestra a los buitres de esos mercados financieros ocupando plazas directivas en las mejores universidades norteamericanas, o designados a dedo como altos cargos políticos de absoluta confianza por, por ejemplo, Obama, la esperanza de cambio para millones de estadounidenses, al tiempo que un  cabezapensante bancario chino se explaya cada quince minutos en alguna que otra lección de ética o la ministra de economía francesa, Christine Lagarde, entre otros prestigiosos políticos, dirime la coyuntura con una presunción que roza lo insultante.


Cinematográficamente, es un documental  al uso, bastante bien trabajado en cuanto a entrevistas y tempos, abundante en material de archivo y un discurso que discurre fluido, fruto de las bondades del guión, muy bien planificado, al que cabe añadir un cuidadoso montaje. Nada que ver, por tanto, con las gansadas más o menos simpáticas de Michael Moore, aunque bastante más cercano a cualquier producto televisivo bien realizado que a una película de Cine propiamente dicho, a pesar de incluir algún que otro plano aéreo general para conferir vuelo al relato.

Logra también el objetivo de dar pie al debate, tan de actualidad entre los dirigentes mundiales, sobre la necesidad urgente de cambiar el modelo económico. Papel mojado, si tenemos en cuenta que son esos mismos mercados financieros los que imponen las reglas para salir de una crisis que ellos mismos han provocado, a costa del sobreendeudamiento público y de gobiernos que, a merced de esas mismas entidades que les financian, se muestran incapaces de dar una respuesta sobre las medidas a tomar frente a esta crisis planetaria. Se continua en la línea de bendecir a los gigantes de las finanzas mundiales, esos entes macroeconómicos intangibles que se suponen necesarios para salir de esta, y que siempre llevan las de ganar a la hora de castigar a quienes, en un ejercicio de cinismo galopante, señalan como auténticos responsables de la situación, estos sí, materiales y tangibles, los ciudadanos de a pie que deben pagar sosteniendo la deuda generada. Esos somos ni más ni menos que todos y cada uno de nosotros y, lamentablemente, el futuro de nuestros descendientes.

10 comentarios en “Inside Job (Charles Ferguson, 2010)

  1. Esta semana es la tercera referencia que veo a este documental (la tuya la mejor, sin duda), así que ya estoy buscándola en la web.

    un abrazo.

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  2. Estamos muy sincronizados últimamente: Villeneuve (la acabo de ver) y ahora esta, que la tengo también en cartera. Tu texto me reafirma en lo que pensaba. Mmi única discrepancia es que las «gansadas» a lo Moore son necesarias en filmes así, ya que de lo contrario sólo se atrae a los convencidos de antemano. ¿O no lo estabas tú cuando empezaste a verla?

    Y ahora a por «Un mundo mejor»!!!!

    Nos leemos!!!!

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  3. Creo que no me interesa: no me va a contar nada que no sepa o que no sospeche: como wikileaks. Y como dices, con Michael Moore al menos te sonreías en algún punto.
    Saludos.

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  4. Abel, didáctica sí, pero pesimista, también.

    Bargalloneta, pues no he visto el resto de documentales de esta edición, y el Oscar en esta categoría casi siempre es merecido, pero no puedo comparar. Yo también me quedé bastante planchada.

    Gww, gracias pues. A ver qué te parece…

    Sesión, las gansadas de Moore me suelen gustar, lo cual no quiere decir que no dejen de ser gansadas. ¿O no lo es presentarse en la puerta de la Casa Blanca con la colada a falta se subvenciones? Utilicé el término para demarcar que Inside Job tiene poco que ver. Y tienes razón, con alguna que otra gansada hubiese sido más pasable. Así es bastante deprimente.
    Por cierto, tengo mucha curiosidad por saber tu opinión sobre Incendies!

    Licantropunk, comprensible tu postura. Pero siempre se saca algo, aunque sea para tener más argumentos.

    Saludos y gracias a todos.

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  5. Documental necesario, para conocer el origen, las causas y causantes de la crisis y la mala fe en sus actos. No es lo mismo que gestión desasatrosa. Como bien escribes se trata de prácticas criminales que deben ser juzgadas por tribunales como crímenes contra la humanidad.

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  6. Gracias por tu comentario, Javier. No sería mala idea proponer ese juicio, pero es difícil establecer los auténticos culpables con nombre y apellidos.

    Un saludo.

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