Aunque proyectado para mediados de marzo, el estreno en España de la última propuesta del director chileno Andrés Wood todavía no tiene fecha definitiva en este país, a pesar haber obtenido el premio Goya a la mejor película extranjera en la sección de films de habla hispana en la pasada edición. Una película realmente interesante, que se mueve con cinco protagonistas, cada uno en busca de aquello que anhela, aunque ninguno de ellos finalmente lo logra. A Teresa (Aline Kupenheim), madre de Paula (excelente papel interpretado por la jovencísima Manuela Martelli), psicóloga que trabaja intentando salvar vidas entre las prostitutas de la ciudad, le sobrevienen los problemas cuando es incapaz de salvar los que tiene en su propia casa (ya se sabe; en casa del herrero, cuchara de palo). Edmundo (Roberto Farías), peluquero, soltero, vive con su madre Leonor (Bélgica Castro), hombre sencillo, cuyas únicas aspiraciones son sobrevivir y poder comprar un coche. Mario (Eduardo Paxeco) es músico y estudió en Berlín, ahora quiere entrar en la filarmónica, pero sus deseos se verán truncados en el laberinto de la burocracia. Y Patricia (Paula Sotelo) que sobrevive con su hijo pequeño en un apartamento desde el que se ve la ciudad, va cruzándose en su día a día con el resto de personajes, para los que su miseria resulta invisible.
Hablaba de cinco protagonistas, porque aunque la película nos refiere cuatro, recorren sus historias otro protagonista, quizás el principal. Ese quinto es la ciudad de Santiago de Chile, en cuya vorágine urbana se mueven sus vidas que se entrecruzan a diario entre bocinazos, frenadas de coches y las prisas por sobrevivir sin llegar nunca a encontrarse. Andrés Wood toma el pulso de la ciudad adentrándose en las relaciones y afectos de cuatro seres anónimos, todos distintos, que circulan por sus calles, teatros, instalaciones culturales o avenidas. El amor, la soledad, el trabajo, la muerte y los sueños son los temas pilares de un film que logra brindar una mirada humana y no exenta de profundidad del Chile actual y sus gentes.
Una mirada desde mi punto de vista imparcial, realista y bastante sincera sobre cuatro personajes que nos dibujan distintos niveles sociales en el Santiago actual, cuyos anhelos se sobrellevan de manera diferente en cada una de sus familias y el contexto que les ha tocado vivir. Los puntos fuertes de la película son el guión, las interpretaciones (me quedo con Edmundo y la niña Paula), la excelente fotografía y retrato de la ciudad de Santiago, y un meritorio montaje que entrecruza el día a día de los cuatro protagonistas con gran naturalidad y sin altibajos. Sobre si este retrato corresponde o no a la realidad de Chile, deberán opinar ellos mismos, pero a mí me dejó un buen sabor de boca y la sensación de que no dista demasiado de lo que ocurre en cualquier otro lugar, a pesar de los tópicos mediáticos o las distancias kilométricas. Recomendable.
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