Plano secuencia (19): Kusturica, El tiempo de los gitanos

Hay películas que cambian nuestro modo de entender el cine, que suponen un antes y un después en la forma de observar una obra cinematográfica. El tiempo de Gitanos es para mi una de ellas. La película narra la pérdida de la inocencia de un muchacho gitano que progresivamente cae en la degradación al verse envuelto, para sobrevivir al eterno presente, en un abismo criminal. El amor, la culpa, la muerte o la venganza están relatados sin subrayar la evidencia, en un tono realista pero a la vez rebosante de lirismo, a pesar de contener numerosos momentos que, por su dureza, puedan ser difíciles de digerir por la sensibilidad del espectador.

A grandes rasgos, asistimos al viacrucis de un chaval romaní que vive en un suburbio chabolista de Sarajevo. Su madre murió en el parto y de su padre solo se sabe que fue soldado. Perhan, que así se llama el protagonista, vive con su abuela, de la que ha heredado poderes telequinésicos, con un tío medio loco y jugador,  y con su hermana Danira, enferma de osteomielitis. Enamorado de Azra, se ve despreciado por la madre de la chica a causa de su pobreza y su origen bastardo, ya que su padre fue un esloveno no gitano. La trama comienza cuando llega al poblado Ahmed, nómada mafioso que requiere los poderes de la abuela para sanar a su hijo. La mujer acepta, pero en compensación Ahmed deberá llevar a Danira a un lugar donde puedan atender su enfermedad. Perhan se embarca en el viaje en compañía de ambos y, tras dejar a Danira en el hospital, llega a Italia, donde se verá atrapado sin salida en una vida de mentiras y delincuencia dentro del negocio de prostitución y niños mendigo que mueve Ahmed.

Emir Kusturica quedó impresionado por la lectura de un artículo en la prensa sobre el tráfico con niños gitanos en la frontera italiana. Tanto que, tras ponerse en contacto con el autor (Rajko Djuric) y visitar varias comunidades gitanas, se decide por escribir el guión de la película y sustentar el elenco en personas de estos poblados. La impresionante banda sonora (que posteriormente se convertiría en musical basado en la película y sería estrenado en algunos teatros europeos) es de Goran Bregović y consiste en gran parte en versiones de composiciones folclóricas gitanas. En cuanto al guión, con una comunidad marginal y las historias de estas gentes, lo más sencillo hubiese sido cargar el film de un tono muy dramático, quizás cercano al documental, para poner de manifiesto una realidad social que, quienes vivimos en grandes ciudades, demasiadas veces no vemos o no queremos ver. Sin embargo, Kusturica opta por otro camino, seguramente sea esa la magia de la película. El retrato del personaje, con el que crecemos escena tras escena, tiene una progresión formidable, desde la inocencia infantil hasta los abismos de la fatalidad. Cada uno de sus actos nos transmite la transformación paulatina de su alegría vital inicial en el profundo cinismo que conlleva su degradación personal. Una escena impresionante es cuando el chaval baila y bebe junto a una improvisada orquesta zíngara en la que casi se puede palpar su inmenso dolor, y sin embargo solo le vemos reír y emborracharse. Otra genial, cuando su tío vuelve a casa en calzoncillos, en medio de una noche de lluvia torrencial, después de haberlo perdido todo jugando,  o el pavo mascota de Perhan, o la escena del horno, dando una lección de geología mientras carga madera para la chimenea. Hay además una simbiosis mágica entre la música y la imagen, y una inaudita capacidad de Kusturica para representar el sufrimiento humano mediante el trabajo de cámara, sobre todo el moral. Poético patetismo, como si flotase en el ambiente y se fuese depositando en cada encuadre de esta película. A la vez, posee un humor absurdo, cercano a lo bizarro, que como premisa fantástica hace, de alguna manera, que todo el conjunto resulte aún más hilarante. Elementos narrativos y estéticos realmente renovadores en el cine de la época, que servirían como punto de partida para ese barroquismo y desmesura presente en posteriores films de Kusturica y que hoy se han convertido en el rasgo más característico de su cine.

El tiempo de los gitanos abre con un fenomenal plano secuencia que me he reservado convenientemente para casi el final de estas entregas. Se inicia alrededor del primer minuto, mientras presenciamos una boda gitana. La escena sirve de contextualización del ambiente cotidiano  y las costumbres en una comunidad romaní. El mendigo gritando su enfermedad o el tío  rezando mientras  apuesta en plena calle dan cuenta del tono venidero de la película. Además  de introducirnos en el ambiente, también funciona como premisa de la elocuencia de la cámara en esta obra de arte, donde los sueños, la tragedia y las esperanzas se mueven en paralelo a la frescura y el entusiasmo que Kusturica imprime en cada secuencia. Realismo, pero realismo mágico, que presagiaba a Kusturica, ya en 1988, como uno de los directores más prominentes de la Europa actual.

Solo me queda desear a quienes leéis este espacio una feliz entrada en el año 2011 que personalmente comienzo tomándome quince días de vacaciones, durante los que este blog permanecerá sin actualizaciones (aunque pasará por aquí, de vez en cuando, el encargado de regar las plantas). Saludos y feliz nuevo año a todos!

17 comentarios en “Plano secuencia (19): Kusturica, El tiempo de los gitanos

  1. Joder, sé que lo que voy a decir es una tontería, pero es que siempre me ocurren coincidencias extrañas.
    Una de ellas es esta, justo el día de mi cumpleaños pones el artículo de esta peli, que es nada menos que la primero película que vi con mi ex profesor de filosofía, la persona que más quiero y admiro en este mundo.

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  2. Maravillosa lectura de una película original. Hubo una época en que ir a ver la última de Kusturica era todo un acontecimiento. Pero las cosas cambian. Felices vacaciones, Babel.

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  3. Qué gran escena ese plano del film de Kusturiaka

    babel, gracias por la amistad cinéfila virtual, por tus palabras y tus buenos deseos.

    Que tengas un gran año 2011

    Un beso

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  4. Grandes recuerdos cinéfilos. Como dices, está película contribuyó a construir nuestro gusto cinematográfico, nuestra forma de entender el cine. El gran Kusturica de esta, de «Underground» o de «Gato negro, gato blanco». Una visión idealizada, romántica, mágica, de los Balcanes que, seguramente, poco tendrá que ver con el original pero que nos parece genial.
    Como me parecen geniales tus entradas, que espero seguir disfrutando el año que viene.
    Felices vacaciones y feliz 2011 !!

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  5. Tengo una relación muy especial con esta película. La primera vez que la ví fue en una carpa en Panticosa dentro de la programación de una de las primeras ediciones del Festival Pirineos Sur. Recuerdo que la luz del sol del verano se colaba entre las rendijas y recuerdo también como me impresionó El tiempo de los gitanos.
    Estupenda tu entrada sobre la película, como siempre (y aprovecho aquí para echarte flores y decirte cuanto admiro tu blog).

    Te deseo un 2011 repleto de buen cine y amor (todavía mejor)

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  6. Qué buena la metáfora de «regar las plantas», me la apropio!!!

    De Kusturica debo decir que la que más me gusta es «Gato blanco…» por lo gamberra que es, porque cuando se pone lírico (como en esta) o surreal (underground) no puedo, no puedo…… Esta la vi hace tiempo y no tengo un recuerdo demasiado vivo…..

    Buenas vacaciones. Esperamos tus respuestas!!!!

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  7. No la he visto. De hecho no he visto mucho de su filmografia, y Prométeme me decepcionó tanto que no he tenido muchas ganas de revisarla. Pero este análisis que has hecho me hace ver que no toda su filmografia es igual!!!
    La buscaré porqué me ha interesado!
    buenas vacaciones y buena entrada de año, preciosa!!!

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  8. a mí tmb me sedujo y dio esa tan buena sensación de cine en estado puro.. el personaje del péndulo, inlvidable. recuerdo cosas sueltas pero tengo la noción general de esa extraña road movie por los Balcanes que, es cierto, recuerda al realismo mágico, aunque sean otros elementos, otro tempo y otro tipo de narrativa. por cierto, el cartel -que no recuerdo haber visto antes- me ha paeecido precioso. y para los nostálgicos de su buen cine… tengo expectativas de que volverá a hacerlo, porque singe siendo un gamberro-agitador culural como músico -hace poco le vi en diretco-, con esa mezcla de punk y música tradicional/folclórica que consigue reavivar una cultura a veces lejana y de la que en el fondo poco sabemos, a pesar de haber sido de una gran agitación sociopolítica y fruto de una transformación, que ya no llegamos del todo a comprender: creo q cuando él -Kusturica- lo haga, volverá a hacer cine tan auténtico y revelador para nosotros de una sociedad tan diferente y con unos referentes culturales poco afines. bss

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  9. Gracias, a todos, por vuestros comentarios y buenos deseos. Yo también creo que el Kusturica de esta película o «Gato negro, gato blanco» difiere de otros films posteriores. En cualquier caso, es uno de mis directores europeos predilectos, del que espero siempre su próxima película.

    Feliz nuevo año a todos 😉

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  10. Ésta, lamentablemente, es una de mis pelis pendientes de Kusturica. Volveré a desmenuzar la entrada cuando pueda verla.

    Aprovecho para desearte un próspero 2011. ¡Y que viva el cine!

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  11. La vi hace mucho tiempo y me quedé prendado de ese realismo algo sucio, pero siempre mágico de Kusturica (del que tengo que decir que no todo me gusta). La secuencia no la puedo ver. Un tal «youtube» no me deja.
    Saludos!

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  12. Ethan, parece que quien colgó el video ha desactivado la visión en otro lugar que no sea youtube. Pero sí que se puede ver: pinchas al «play» y cuando sale la leyenda, en el centro de la pantalla, pinchas de nuevo donde pone «ver en youtube» y te lleva donde está colgado.

    Avellanal, yo tengo pendiente la que acabas de reseñar en tu blog! Feliz año cinéfilo para ti también!

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