Tokio Blues (Norwegian Wood), de Tran Anh Hung (2010)

Fuera de su país, Haruki Murakami es el escritor japonés más leído de su generación. Considerado hoy como figura de culto en el mundo literario, se podría decir que ha ganado popularidad en base a dos pilares fundamentales: su particular mundo, descrito con sencillez pero a la vez con extremada sensibilidad, y su adhesión a la cultura occidental, ya que contrariamente a la mayoría de escritores japoneses actuales, que han logrado prestigio en el extranjero por su japonesidad, Murakami ha confesado en numerables ocasiones una admiración clara por escritores como Scott Fitzgerald, Raymond Chandler o Kurt Vonnegut, a los que considera sus maestros. Pero si muchas de sus novelas están recorridas por un estilo post-modernista y plagadas de elementos surrealistas, ciencia-ficción y paisajes de ensueño, Noruwei no Mori es probablemente uno de los trabajos que más se distancia de cierto aire pop para adoptar un enfoque deliberadamente realista.

La novela es la historia de un estudiante introvertido, Toru Watanabe, que ha perdido a su mejor amigo y que se ve envuelto en una compleja relación con su ex-novia, en ese momento de efervescencia vital que transita entre los dieciocho y los veintitantos, marcado por la pureza de sentimientos que el tiempo y el transcurso de la vida tarde o temprano disolverán. Muchos son los que opinan que es la novela más autobiográfica del autor, quien como Toru creció en Kobe y fue a la universidad en Tokio, en la que permaneció durante el periodo de agitación estudiantil de finales de los 60. Él lo niega, declarando que no sentía excesivo interés en involucrarse en las protestas estudiantiles, y que en aquella época transitaba entre confrontaciones sociales y políticas como un lobo solitario, pero también esta es una característica de Toru, que navega constantemente en su propio mundo, quedando la situación exterior como telón de fondo, y las revueltas son el mero paisaje donde se desarrolla su particular batalla interior.

Noruwei no Mori vendió en 1987 dos millones de copias en Japón y otras tantas a nivel internacional. Se convirtió en una novela de culto para muchos, por lo que no es demasiado sorprendente que finalmente alguien haya decidido adaptarla al cine. Cuatro años le ha costado al vietnamita Tran Anh Hung persuadir a Murakami, quien finalmente accedió, dejando cierta libertad de adaptación al cineasta. Lo cierto es que quienes hayan visto alguna de sus películas, como El olor de la papaya verde o Cyclo, conocen el don para la sensualidad de este director y su manera tan especial de crear atmósferas lánguidas y poéticas que parecen venirle como un guante al tema de la novela.

Tokio blues es el título con el que se ha distribuido en España la película, heredando el nombre con el que también se publicaba la novela en su día en castellano. Internacionalmente, sin embargo, se la ha titulado como Norwegian Wood, en alusión al tema de los Beatles que se escucha en una de las escenas de la película y al que también refiere la novela.

Es un film relativamente largo, de 133 minutos, recorrido por el tempo pausado y poético que caracteriza al director, adaptándose perfectamente a una historia atormentada y compleja que, como el libro, va bastante más allá de un simple romance adolescente trágico ambientado en el agitado Japón de los 60. Comienza con una narración en la que Toru Watanabe (interpretado por Kenichi Matsuyama) nos cuenta cómo él, su mejor amigo Kizuki (Kengo Kora) y su novia Naoko (Rinko Kikuchi) crecieron juntos. Inexplicablemente para todos, Kizuki se suicida a los diecisiete años.

Dos años más tarde, Toru se encuentra en Tokio, donde estudia literatura occidental al tiempo que trabaja en una tienda de discos para apoyar económicamente sus estudios. Para su sorpresa, Naoko aparece en la universidad. Forman una relación inicialmente platónica, caminando juntos y hablando de todo menos de lo que más les atormenta: la muerte de Kizuki. Una relación que se irá complicando debido a la inestabilidad emocional de Naoko, que se debate entre salir adelante o quedar atrapada para siempre en el limbo del tormentoso pasado.

Aunque la acción se sitúa a final de los 60, la película está llena de resonancias válidas para cualquier lugar y momento, con personajes muy bien construidos e interpretados y una arquitectura cinematográfica espectacular, de la que se podría estudiar cada escena milimétricamente, a lo que cabe añadir un meticuloso ensamblaje del conjunto. Pero, sobre todo, a pesar de ser una adaptación del texto original con muchas licencias, temporales (la novela se narra como un recuerdo del protagonista maduro, mientras la película elimina el sentido de la nostalgia y nos sitúa directamente en los años de juventud) y de contenido (son abundantes los pasajes del libro que se obvian), pues a pesar de todo ello, Tran Anh Hung consigue lo más difícil, que es trasladar los enérgicos sentimientos del original literario con una impecable habilidad a la hora de plasmarlos en el cinematográfico, haciendo uso de movimientos de cámara, localizaciones, encuadres, diálogos, los silencios o la música como un auténtico maestro de las artes cinematográficas.

Naoko es tal vez el personaje más difícil de construir de toda la película, también es el más complejo de la novela. Aquí, si bien el director sale bastante airoso, es de los pocos aspectos donde no logra la profundidad de Murakami,  porque la magnitud de la angustia y la lucha mental de la joven, recluida en un sanatorio por su complicada estabilidad emocional, solo se llega a apreciar como una sensación descriptiva, mediante recursos como el viento azotando el pelo, nieve o lluvias torrenciales que nos transmiten a través de la pantalla el limbo mental del personaje, enfatizado por los acordes de una banda sonora que se adapta muy bien a cada momento anímico en el film, aportada por el guitarrista de Radiohead, Jonny Greenwood, muy bien utilizada, sin excesos, en su justa medida para destacar los principales puntos de inflexión en las relaciones de los personajes.

En conjunto, Tran Anh Hung logra una película notable de la adaptación de un texto de un autor complejo como Murakami, a pesar de lo obviado, lo añadido y las condensaciones que exige un medio como el cine. Hay algunos pasajes que el director ha eliminado, como incidentes en el pasado de Naoko que hacen su inestabilidad mental más explicable. Hay también ciertos ángulos ásperos, revestidos del particular estilo inquieto de Murakami, que se han suavizado, probablemente debido a los rigores que impone realizar un film más comercial. Pero la película tiene una construcción impecable, momentos excelentes y mucha belleza. Cine imprescindible, y una adaptación de la literatura cuidada y respetuosa, a pesar de que no logra captar esos aspectos que conforman la genialidad de Murakami, que no son sino su manifiesto sentido del humor, incluso en los momentos más tristes o melancólicos que embargan a sus personajes.

13 comentarios en “Tokio Blues (Norwegian Wood), de Tran Anh Hung (2010)

  1. Brillante reseña,Babel.
    No he leído el libro ni tampoco he visto la película,pero tu detallada entrada ha despertado mi interés.Este tipo de cine oriental con fuerte influencia occidental,es una debilidad para mí.
    saludos!

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  2. Me pasa lo de siempre, jo. No hay ningún cine cercana que la ponga. Tendré que esperar a que salga en DVD. A mí Murakami me encanta. Ya he acabado ‘1Q84’ y ‘Tokio blues’ es uno de mis libros preferidos. Siempre me queda buscarla en la red… Un abrazo y hasta pronto, BABEL.

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  3. Babel, muy buen comentario. Leí el libro y me gustó (aunque el resto de lo que he leído de este autor me ha parecido algo repetitivo) por lo que seguro que termino viendo la película.

    Saludos.

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  4. He visto una de las películas que mencionas del director, «Cyclo», y recuerdo que era una maravilla, un ambiente apabullante, lleno de colorido. En base a eso y a tu recomendación, me ahorraré la lectura del libro (de este tipo leí «After dark» y me gustó: esa sí era pop) y echaremos mano de la película.
    Saludos.

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  5. Gracias, Troyana. La verdad es que ha pasado por la cartelera como la visita del médico, y con no muy buenas críticas. Pero a mi me ha gustado mucho, espero tu opinión, ok?

    Jordi, 1Q84 todavía no lo he terminado. Mayo es horroroso, de tiempo, digo, para mi. Tokio bues, poco que ver, no? De las menos ligeras de Murakami, seguramente.

    Gww, la verdad es que es un escritor que nunca sabes qué te vas a encontrar. Hay libros suyos muy fáciles de leer y otros, como este, para tomárselos con tiempo. La película, pues es una versión bastante libre, es mi impresión, aunque hace mucho que leí el libro.

    Licantropunk, a Cyclo no se parece demasiado, más bien poco, diría yo. Parece que ha intentado algo más comercial aquí, desde la elección de la adaptación (un multiventas) hasta en las formas. Es difícil superar lo que hizo con esa película, sin apenas diálogo para el personaje principal, o el chino mafioso, que no pronuncia palabra y el papelón que hace. Claro, el chino no sabía un solo vocablo de vietnamita, cómo le iba a dar diálogo!.

    Saludos

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  6. Pues no tengo otro remedio que felicitarte por este estupendo texto, amiga Babel, lo he disfrutado mucho, y si tenemos en cuenta que a mí Murakami no es que me entusiasme demasiado, es todo un logro por tu parte.
    Veré la película cuando salga en dvd, que según describes, es elegante.
    Un saludo y feliz finde

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  7. Gracias!… Tenerte como lector sí es un logro para mi.
    (¿Y ese nombre y ese enlace? Menos mal que tengo de chivato al g-mail)

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  8. Hola Babel, Jordicine me indicó tu entrada hace días, ya que conoce mi debilidad por Murakami, pero me ha sido imposible el leerte antes (no me cargaba bien la página me echaba, o..)bueno, me ha gustado mucho conocerte y leer la referencia a Norwegian Woods, compartimos las sensaciones vividas al verla. Me resistía en un principio porque después de leer el libro me da miedo el decepcionarme en el cine, pero en este caso ha sido poner cara a los protagonistas que a leer ya me imaginaba. Cierto que aquí lo cuenta en presente…La fotografía una maravilla, los paisajes y el ritmo…¿Algo autobiográfico? Seguro. Al escribir siempre se escapa algo de cada uno.
    Babel perdona la extensión pero hablar de Murakami es transportarme a sus libros y hoy por hoy, de los actuales, es uno de mis escritores favoritos.
    Un beso

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  9. Ay babel, no sé, no sé…. Hace nada que leí la novela y, aparte de ponerme a mil, me atrapó entero el estilo y la nostalgia en estado puro… Temo que por mucha perfección formal que mencionas me defraude…. Te paso el texto que escribí nada más terminarla en mi otro blog:

    http://bajarsealbit.blogspot.com/2011/03/la-sencillez-convierte-la-nostalgia-en.html

    Léelo y dime algo que me convenza del todo, ya sea para ir o para no ir….

    Nos leemos!!!!

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  10. Camy, nada que perdonar, si lo que se trata es de fomentar el debate y que las opiniones tengan contenido, la extensión da un poco igual. La verdad es que a mi los personajes que dibuja la película me parecen bastante fieles al libro, la pena es que no recoge ese sentido de nostalgia con el que narra Murakami, aunque supongo que eso es difícil trasladarlo al cine sin caer en tópicos o repeticiones de lo tantas veces visto. Al margen de esto, veo que coincidimos en la opinión sobre la película.
    Gracias por tu visita y por tu comentario. Trataré de ver qué ocurre con la carga de la página, no eres la primera que lo comenta, pero no tengo idea de a qué se debe.

    Un saludo

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  11. Sesión, qué bueno tu artículo, además estoy totalmente de acuerdo con tus apreciaciones sobre la novela de Murakami. Y la verdad es que solo he pinchado tu otro blog un par de veces, pero te prometo que lo haré más a menudo.
    Dicho esto, siempre me ha parecido un error ir a ver una adaptación cinematográfica de una novela buscando en ella al autor del libro o las sensaciones que la lectura previa nos ha transmitido a cada uno. Al autor no se le encuentra nunca, porque es otro quien construye y dirige, en otro terreno, además de hacerlo con otras reglas narrativas, las cinematográficas. Y la impresión de una lectura es siempre personalísima, rara vez hay dos iguales, así que el cineasta jamás puede acertar. Lo mejor sería que los libros fuesen libros y los guiones, pues eso, originales.
    Tokio blues, de Tran Anh Hung, con permiso de Murakami, pues es buen cine. Formal, artística y narrativamente, como yo lo veo.

    Lo dicho, nos leemos 😉

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  12. Murakami mola, la verdad.
    Sin embargo, de todas las novelas que he leído de él, «Tokio Blues» es con diferencia la que menos me ha gustado. Me da la sensación de que el autor se mueve entre dos registros: el surrealista-científico-ficticio-cómico-sexual que a mí personalmente, me fascina (http://lamanoqueescribeconpluma.blogspot.com/2010/03/kafka-en-la-orilla_27.html), y el más convencional- comercial, al que se adscribe probablemente esta historia, que ni fú ni fá, vaya.
    Espero ver la peli mañana, tu críitica ha terminado de converncerme (a propósito: ¿J. Greenwood en la banda sonora? desde «There Will Be Blood» me arrodillo con devoción cada vez que oigo su nombre, ¡wau!).
    Saludos.

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  13. Ya he visto la película y me ha encantado. La verdad es que el director ha sabido plasmar perfectamente el libro de Murakami. Los tres protagonistas centrales están soberbios. Yo me quedo con Midori, que personifica la esperanza. He echado en falta algunos pasajes –como la vida tormentosa de la ‘guitarrista’, pero no es fácil llevar a la pantalla una obra tan densa y poética. Ya he publicado el post y, por lo que veo en los comentarios, hay disparidad de opiniones. Un beso, BABEL.

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