Una chica cortada en dos

Confieso que esta película no me atraía en absoluto: la historia de una chica (monísima presentadora del tiempo en la TV) entre dos amores, el de un escritor entrado en los 50 y un joven rico, millonario y caprichoso, no está entre los argumentos que potencialmente me interesen demasiado. Si la he visto, ha sido tan sólo porque a veces, cuando vas al cine con más gente, se impone el criterio de la mayoría y frente a la opción de regresar a casa prefieres pasar el rato en la sala bien acompañada aventurándote a lo que venga después. Bendita mayoría pues, porque la película me ha sorprendido muy gratamente ya que, lejos de ser una comedia ligera y mojigata sobre amoríos entre ricachones y chicas a la caza de Visa, me encuentro con una historia retorcida, maliciosa y encantadoramente perversa, plagada de obsesiones y sutilezas; una mirada corrosiva e inteligente a la sociedad actual, a sus juegos de poder y al egoísmo e interés que mueven sus apuestas emocionales.

Claude Chabrol recrea, retrata cínicamente y a la vez con elegancia, la burguesía adinerada a través del microcosmos de los tres personajes, dibujando desde una perspectiva ciertamente mordaz y grosera su universo interior, su pesada moral, su sexualidad (distinguiendo la externa y la interna), su laberíntica interioridad sentimental de atracciones y odios, fiel reflejo de cierta esquizofrenia individual y colectiva de una sector social movido por la apariencia y el acecho de la libertad, el placer y, como no, el dinero. Y lo hace con un pulso lento al comienzo, pero que va in crescendo en su desarrollo, haciendo paladear al espectador la negrura de cada una de las situaciones, sin implicarse, a modo de espejo que refleja irónicamente esa realidad de tramas sociales y mentiras que lejos de ser una moralina es el retrato audaz de un sector social que, desde mi punto de vista, logra sobradamente. La película tiene, además, algunas escenas encomiables: la entrevista al escritor por el crítico de televisión, el encuentro entre la madre del millonario y la protagonista, y la escena final del espectáculo circense, auténtica recreación de cómo esa realidad anda dominada por la teatralidad y la farsa. Recomendable.

4 comentarios en “Una chica cortada en dos

  1. Ufff… Macho… Ese mismo problema del que hablas al principio lo tengo yo todas las semanas. Ir al cine con más gente supone una imposición de la democracia (interesante… imposición de democracia.. Para eso impongo una dictadura! Soy fácil de manejar… Ayyyy)

    Pero no he tenido tanta suerte como tú… Las que suelen elegir suelen defraudarme. Así que siempre acabo solo (muy solo) en algún cine independiente viendo esos films que tanto ansían ver mis ojos.

    En cuanto a Una chica cortada en dos, no la he visto, pero Chabrol siempe me ha caído simpático (siempre ha criticado a la burguesía en sus películas con un estilo y una elegancia propias de un buen burgués francófono).

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  2. Creo que posiblemente una Chica Cortada en Dos sea de lo mejorcito del año de cine francés… al menos del que ha llegado a las pantallas. La línea de Chabrol hace que una historia contada bastantes veces sea bastante digerible y sobre todo es capaz de convertir el amour fou en una crítica social bastante contundente. Si nosponemos a hacer paralelismos y teniendo reciente Elegy, que tiene una cierta similitud desde luego la francesa gana con diferencia.

    Saludos, Ana

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  3. Solitario, yo es que odio ir al cine sola je, je… esta vez salió bien el fiarme. Chabrol me gusta, eso también pesó… tan ácido el. Un saludo!

    Ana, coincido contigo… En la comparación que haces, Chabrol por goleada. En mi opinión, claro está, porque supongo que eso va a gustos. Y hablo en general, porque Elegy no la he visto. Un saludo.

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  4. La vi en octubre, antes de que la estrenaran en las salas, en el festival de cine de Sevilla (a cada año que pasa crece un poco más). Esta vez Chabrol no se llevó ningún premio (el año pasado sí mojó), pero a mí me gustó la película. Es muy fiel a su estilo de siempre: crítica a la burguesía, generalmente de provincias, puntos de giros impactantes, con escenas propias de su referencia: Hitchcock. Y con un final para enmarcar, por lo alegórico y por su técnica: el salto de eje se convierte en la firma de Chabrol y a la vez subraya esa doble lectura de la peli.
    Muy buena, y muy buen comentario.
    Saludos.
    ethan

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