Man on wire (James Marsh, 2008)

Una de las cosas que he tenido oportunidad de hacer durante las vacaciones navideñas es ver este excelente documental que, aunque ya está en la cartelera de otros países y viene cosechado laureles allá donde es presentado, todavía no tiene fecha de estreno en España. Producido por la BBC, y dirigido por el británico James Marsh, narra la apasionante aventura del funámbulo francés Philippe Petit quien, el 7 de agosto de 1974, cruzó los 60 metros que separaban las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York a través de un cable suspendido entre ambas azoteas. Algo más de 400 metros de altura, 104 pisos para ser exactos, que añaden a la dificultad de la hazaña las propias de la física, dadas las circunstancias en que se realiza: ráfagas de viento impredecibles, movimiento de vaivén (debido a la altura) de los edificios no calculable con exactitud o la probable tendencia a la rotación del cable por su excesiva longitud, y lo hizo sin más apoyo que su pértiga y el cable anclado entre las vigas del extremo más alto de cada torre. Dos problemas parecían tan sólo preocupar a Petit: jugarse la vida conllevaba ser detenido por la policía, problema que para él sólo era un mal menor; el otro, realizar todo el montaje, colarse en las torres sin autorización y subir todo el equipo necesario (mucho más voluminoso y pesado de lo que a priori parece) a ambos edificios sin que nadie se percatara de ello.

Es un documental sorprendente y muy bien narrado por el propio Petit y sus colaboradores, quienes 30 años después, explican a cámara cómo se las ingeniaron, qué motivos les impulsaban y qué otros, a pesar de todo, les hicieron no desistir en el intento. La narración viene intercalada con abundante material fotográfico de archivo y con secuencias, a modo de flashbacks en el tiempo, interpretadas por actores. A pesar de que el evento no se grabó en video, y que el documental sólo cuenta con fotografías para ilustrarlo, el montaje está tan bien realizado que da, en ocasiones, la sensación de estar viendo a este aventurero caminar por el cable (lo hizo durante 45 minutos) mientras suena la Gnossiene nº 5 de Erik Satie, magnífica secuencia que se rompe con la llegada de la policía que desde las azoteas trata de hacerle bajar. Confieso que, a pesar de comenzar a ver este trabajo sin excesiva convicción, la historia me resultó sobrecogedora y logró dejarme pegada a la butaca al cabo de pocos minutos del inicio. Es increíble cómo supo mantener la confianza de sus amigos en el proyecto para llevar a cabo la mayor pericia imaginable en esta especialidad, y es una muestra de hasta dónde puede llegar el espíritu de un hombre cuando se lo propone que consiguió conmoverme. Planificaron la hazaña durante seis años, como si se tratase del atraco del siglo, hicieron innumerables viajes para estudiar sobre el terreno la seguridad de los edificios, como entrar, subir y ocultar un equipo de más de una tonelada de peso (sólo el cable hacía más de 200 kg), cómo lanzar el cable y anclarlo de una torre a la otra, consiguieron pases como electricistas, trabajadores o visitantes, falsificaron otros, hicieron contactos dentro del edificio, estudiaron cuidadosamente su vigilancia, escaleras, ascensores… Planificaron al detalle su aventura altruista en estos gigantes de hormigón que acababan de ser construidos y, a pesar de que en numerosas ocasiones parecía que todo el proyecto se iba a ir al traste, lograron lo que posteriormente fue considerado por algunos como «crimen artístico del siglo». Os recomiendo estéis atentos a su estreno y no os lo perdáis porque, además de estar muy bien realizado, resulta prodigioso ver como narra la aventura el propio Philippe Petit, con su tono de voz, sus gestos, su energía, su idealismo y su capacidad de convicción. Con semejante perfil no es extraño que lograra mantener a sus colaboradores a pies juntillas durante todos esos años en su proyecto. Hay un momento, al principio del documental, en que Petit comenta con su amigo y posterior colaborador la noticia en la prensa sobre la construcción de las torres del World Trade Center, en el que sugiere que la única justificación para la existencia de esta obra arquitectónica es que él caminara sobre ella y ninguna más… Ahora que ya no existen parece que la historia quiso, de modo macabro, darle la razón.

13 comentarios en “Man on wire (James Marsh, 2008)

  1. La verdad es que no sabía mucho sobre esta película… Una bella locura que, por lo que leo en tu nota, vale la pena disfrutar cuanto antes (ya está en mi lista de espera inmediata).

    Saludos y buen año.

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  2. feliz año BABEL! qué buen personaje para un documental. Por cierto, fue él quien cruzó en la pasada edición de «La noche en blanco» del Círculo de Bellas Artes de Madrid al Instituto Cervantes, no? Nada que ver en altura pero una pena igulamente habérrmelo perdido. Sin duda es muy interesante lo de sortear todos los osbtáculos en los que se puede convertir la seguridad, para hacer algo inseguro. Y que esa inseguridad se convierta en algo sublime y artístico. besos

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  3. La verdad es que no soy muy amigo de los documentales, pero este sin duda se ve interesante. Espero que hayas tenido unas felices fiestas.

    Saludos.

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  4. Precisamente anduve yo ayer buscandolo para verlo, porque me llama mucho la atención, tiene buena pinta, a ver si lo consigo.
    Feliz año 🙂

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  5. ¡Feliz nuevo año a todos!

    Lapor, lo de Madrid no sé si sería él, en el documental ya es mayorcito y desconozco si seguirá haciendo de funámbulo, pero puede que sí, aunque con objetivos menos ambiciosos.

    Patri, me alegra leerte de nuevo después de tanto tiempo…

    Gracias y saludos a todos 😉

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  6. Que tal querida babel, como andas? hace bastante que no pasaba, el poco tiempo que tengo me complica hacerlo. Ando con muchas ganas de ver este documental, me han hablado bien de él. Bueno Babel, te deseo lo mejor para este año 2009!. No voy a poder pasarme muy seguido porque se me vienen unos meses de mucho trabajo en un pelicula y en otra ciudad. Pero en cuanto encuentre tiempo paso! Un abrazo grande!

    Ariel.

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  7. Aquí andamos, que no es poco… Mis mejores deseos para tí también, y mucha mucha suerte en tu proyecto. Aprovecha esa oportunidad y ojalá salga todo, al menos, como esperas.
    Ya cuentas como va todo, cuando tu puedas. Un beso!

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  8. bonjour

    je souhaiterais avoir un contact avec philippe petit,il a passé un apres midi dans mon restaurant en france ,parler avec lui
    er degustation de vin avec lui,simplement se souvenir de cet apres midi mémorable
    merci de m’envoyer une adresse mail de phillippe petit ou son adresse a new york tout simplement
    cordialement

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  9. Salut Arbel, je m’aimerais bien connaître Philippe Petit, mais je n’ai aucune information sur lui. Merci pour ta visite et cordiales salutations.

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