Peeping Tom (El fotógrafo del pánico, de Michael Powell)

Se han hecho muchas películas sobre cine dentro del cine. Pero pocas en las que también se hable del espectador. En realidad, el cine nos convierte en mirones. Estamos ahí, sentados en la butaca, en la oscuridad de la sala, mirando las vidas de otras personas. Peeping Tom, dirigida por Michael Powell en 1960, es una obra sobre ese mirar. Vouyerismo y… autovouyerismo, también. Mark Lewis (Karlheinz Böhm) trabaja en el control de focos de un estudio cinematográfico, desplazando, inclinando la cámara para obtener el mejor encuadre. En su vida privada, filma a mujeres mientras se están muriendo. Su cámara tiene un cuchillo disimulado bajo el trípode. Filma sus rostros aterrados y contempla, solo, en la oscuridad de su apartamento, los macabros metrajes una y otra vez.
Una de sus mayores obsesiones son las películas que filmaba su padre, en las que él es el protagonista: películas de cuando era niño despertado súbitamente en mitad de la noche con linternas alumbrando directamente a sus ojos, con su padre soltando lagartos en la cama mientras él dormía, o filmado siendo aún muy pequeño junto al cadáver de su madre. Pocas semanas después, el padre vuelve a casarse y le regala su primera cámara, con la que el pequeño Mark filma la boda, su primera película. Sus traumáticas experiencias le han convertido en un monstruo sin piedad. Para él, todo lo referido al sexo, al dolor, al miedo y a la dirección cinematográfica esta necesariamente conectado al objetivo de su cámara, que le acompaña a todas partes y de la que no se desprende ni un segundo. Tal es su identificación que, cuando su amiga Helen (Anna Stephens) le besa, él responde rozando con sus labios la lente de la cámara.

Además del protagonista, uno de los personajes más interesantes y fascinantes es el de la madre de su amiga Helen (Maxine Audley). Una mujer ciega que intuye, cual pesadilla para Mark, todos sus secretos: «No me fio de un hombre que camina tan silenciosamente», le dice a Helen; «Vengo a esta habitación todas las noches, los ciegos siempre conocen las habitaciones que están por encima de donde viven»… Mientras, Mark visiona una de sus depravadas cintas y se ve la silueta de la mujer ocupando gran parte de la pantalla al tiempo que dice «¿Qué estoy viendo, Mark?»
Otra de las mejores secuencias de le película, que debió ser la envidia de más de un director de la época, sucede cuando Mark convence a una extra del plató donde trabaja (Moira Shearer) para filmarla sola bailando, brindándole así oportunidad de grabar una escena donde ella sea la protagonista. Deseosa de ser filmada, baila por todo el decorado del estudio introduciéndose varias veces en un baúl. A la mañana siguiente, su cuerpo es descubierto dentro del baúl, mientras Mark, desde el piso superior, graba sigilosamente el hallazgo.
Las estrategias visuales que logra Powell, implican al espectador en el vouyerismo del protagonista. La película comienza con un plano grabado a través del visor de la cámara de Mark. . Minutos después, el mismo plano en la sala de proyección del apartamento, plano filmado desde detrás de la cabeza del protagonista. Entonces, la cámara se retira y la imagen proyectada pasa a primer plano, y es del mismo tamaño que Mark. Casi todas las escenas importantes de la película están filmadas desde la perspectiva de la cámara y trasladadas lentamente a plano completo, haciéndonos cómplices de las situaciones; porque estamos ahí, mirando, curioseando y disfrutando de las perversidades de la mente de un perturbado. Lo realmente logrado de Peeping Tom es que esta sensación la obtiene exclusivamente con el uso de la imagen, de los planos que lentamente se van abriendo al espectador y de magistrales tomas en las que juega tan sólo con la luz y el encuadre.

Pero, aún hay más: El padre de Mark está interpretado por el mismo Michael Powell, la casa en la que se ubican las escenas de la infancia de Mark es la misma en la que se crió el director y el personaje que interpreta a Mark de niño es el propio hijo de Powell (Columba Powell). Con este film, Powell fue más allá de lo soportable por las productoras británicas. La película fue despreciada públicamente en su estreno, retirándose de los cines, y supuso el fin de la carrera cinematográfica de Powell, pues nadie se arriesgaba con su cine y no encontraba financiación para sus películas. Fue estrenada unas semanas antes que Psicosis (que sí obtuvo el esperado éxito de crítica y público). Scorsese, gran admirador de Powell, declaró en una ocasión que Peeping Tom y 8 y 1/2 de Fellini contenían todo lo que se puede decir sobre dirigir cine. Hoy es una película de culto.
Lo cierto es que, viéndola, lo menos que se puede afirmar es que Powell es un auténtico maestro de la cámara, con la que siempre sugiere lo que estamos viendo sin necesidad muchas veces de ser del todo explícito. Colores saturados, planos de víctimas sobre capas rojas (en lugar de sangre) con el bellísimo fondo gris de las calles de Londres de los años 60 convergen en su buen hacer detrás de esa cámara para no dejar que nos libremos en ningún momento de su gancho. Una obra maestra en la que casi no hay distancia entre el protagonista y el espectador, al que atrapa con su objetivo desde la primera escena hasta la última: ahí estamos, querámoslo o no, atónitos en el sofá contemplando tan admirados como horrorizados cada minuto de su cinta.

15 comentarios en “Peeping Tom (El fotógrafo del pánico, de Michael Powell)

  1. Muy buen texto, pero sobre todo lo que más me ha colocado en su sitio la película es que dices que se estrenó semanas antes que «Psicosis», que sí fue un éxito. Me has desmontado mi teoría, puesto que para mí la pelicula de Hitchcock era el hito fuindacional del género. Debido al fracaso de público la película de Powell se queda en esbozo de lo que venía….

    Nos leemos!!!!

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  2. Sesión, se estrenó el 7 de abril en Londres, y Psycho en junio del mismo año. Pero se retiró enseguida de la cartelera debido al alboroto que creo la crítica britanica conservadora.
    Probablemente se esperaba algo en esta línea viniendo del maestro Hitchcock. En cambio a Powell se le relacionara más con otro tipo de films.

    Saludos a todos!

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  3. Que tal, bueno gracias por ingresar a mi blog. Debo confesar que también me sorprendí con lo del estreno. Este film no le he visto, pero voy a tratar de buscarlo. Yo también ya te enlace, asi paso seguido por aquí. Muy buen blog. Un saludo.

    Ariel.

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  4. Bienvenida a casa después de vacaciones!!!! Espero que te hayan sido provechosas (o sea, que la actividad neuronal haya estado en punto muerto,como se espera de un descanso). Por lo que veo has decidido comenzar con un clasicazo, un enorme título, sí señor, excelente y desasosegante como pocas pelis. Todo en ella (contenido, metodología de filmación) te perturba, es rara y fascinante. La generación que alucinó con el psycho killer de los 90 cimentado con EL SILENCIO DE LOS CORDEROS ni siquiera intuye que 41 años antes, ya se hizo algo mucho más inquietante…

    Un saludo y gracias por el comentario sobre WALL-E!!!

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  5. Ariel, gracias por tu comentario… Kieslowski me pierde, qué menos!

    Tomás, y mucho antes también: Blow-up tiene mucho de este film, bajo mi punto de vista.
    Todavía estoy en «off».. Vamos, que mis vacaciones continuan, sólo he hecho un alto en el camino y me voy otra vez en unos días.. Nos leemos, a la vuelta. Un saludo!

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  6. Lo que me gusta de seguir blogs como este es enterarme de peliculas que ni sabía que existían. ´Pinta estupenda, así que agradecido!! Besos!!

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  7. no me lo puedo creer, Babel, siempre se me resiste esta película! cada vez que me propongo verla algo ajeno pasa. Haré todo lo que esté en mi mano para verla y después leerlo, me ha dado ganas de entrar en el debate. besos

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  8. ¡qué bueno!
    Por fin alguien que se acuerda de Powel.
    Admirado por toda una generación de cineastas…De Palma consigna entre sus películas preferidas a LAS ZAPATILLAS ROJAS.
    Saludos.
    Fabián.

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  9. Pues siempre me sorprendes porque no sabía de esta película. Qué publicación excelente, dan ganas de verla ante tanto dato curioso! Gracias, babel.

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